En este momento estás viendo El génesis según Martha Argerich (un poema de Luciana Maxit)

El génesis según Martha Argerich (un poema de Luciana Maxit)

A Martha Argerich, en su 84.º cumpleaños. Con amor y gratitud.

El génesis según Martha Argerich

«donde está tu tesoro, ahí está tu corazón»

Mateo 6:2

«No es cierto
que martha argerich
creó el universo de la nada
la tierra ya estaba ahí
con sus estados nación
y sus guerras mundiales
ya existía buenos aires
y juana heller llevaba puestos
sus lentes de sol
cuando en el parque un tordo
se posó en su hombro
y le dijo: «Juana, no temas
concebirás en tu vientre a una hija
será salvaje, su nombre Martha
y su reino no tendrá fin»

juana heller usó sus dedos
para sacudir la ceniza del cigarro
sin hacerse demasiadas preguntas
mientras para sus adentros
aceptó la misión del pájaro parlante
y dio a luz a su primogénita
una madrugada fría de junio
y apenas martha argerich
abrió sus ojos al mundo
un volcán entró en erupción
escupiendo al cielo
papelitos de colores
ese fue su primer milagro

y del tordo heredó
el negro en su pelo
y su tez del color de la luna
y por cada palabra que pronunció
se creó una especie de flor
por cada llanto, un río
y de sus enojos, las tormentas
no fue extraño descubrir
su amor por los pianos
a muy temprana edad
los dedos de la niña prodigio
recorrieron de punta a punta
las notas in crescendo
del animal sonoro
teclas blancas
teclas negras
mientras en el firmamento
estallan nuevas estrellas
y la gente comenzó a notar
su talento extraordinario
y se reunieron a su alrededor
como se reúnen los peregrinos
para adorarla como una diosa
empezaron a creer
en el poder de sus manos
y aplaudieron con fervor
al descubrir que la velocidad
era su naturaleza

y martha argerich tomó vuelo
con las alas de su creador
recorrió tierras lejanas
haciendo vibrar las cuerdas
de los más desdichados
al ritmo de las mazurkas
y cuando llegó a Varsovia
visitó la iglesia de la santa cruz
donde reposa por su deseo
el corazón de chopin
conservado en un frasco con coñac
y se arrodilló martha argerich
en posición de reverencia
ante su amor más sagrado
y con la punta de sus dedos
acarició el mármol
absorbiendo en ese acto
un toque de inmortalidad
y atravesado
por una espada transparente
su vientre se pobló de frutas
la tierra se llenó de hijas
mitad indias mitad europeas
y a cada hija besó martha argerich
con una ansiedad maravillosa
para obsequiarles el don
de la justicia rítmica
les enseñó con suavidad
toda clase de rituales
y un único mandamiento
siempre conservarás el placer
y cumplida su misión divina
en el séptimo día
martha argerich descansó

desde entonces yo también
soy la hija de una diosa
mis creencias del pasado reaparecen
me dejo eclipsar por su luz
y me fundo en su sombra

¿qué hacer con una diosa
más que adorarla?»

Luciana Maxit

Deja una respuesta