Por Pedro Jorge Solans (Especial para Fuentes Informadas)
Francés de nacimiento, en 1858 se embarcó en un desafío increíble: salió de Francia, cruzó el océano, piso tierras americanas en Panamá hasta llegar a Chile y se centró en el estudio del español
La Patagonia tuvo un rey. Al contrario de lo que cualquiera pensaría, no era mapuche ni español, ni chileno, ni argentino. Su historia es tan increíble como desconocida.
Se llamó Orélie Antoine de Tounens. Había nacido el 12 de mayo de 1825 en el cantón francés de Hautefort, en el departamento de Dordoña y creó a mediado del siglo diecinueve una monarquía constitucional entre Argentina y Chile.
La vida del francés estuvo signada desde muy temprano por la aventura. Estudió en la Villa de Aviñón y sirvió como procurador del Tribunal de primera instancia de Périgueux, su estadía en “la ciudad de Los papas” se inclinó por conocer las historias de aventureros y piratas.
En 1858 se embarcó en un desafío increíble: salió de Francia, cruzó el océano y piso tierras americanas en Panamá. Luego llegó a Chile después de varios años, pero sin detenerse en ningún lugar, como si supiera el destino que le esperaba. En Santiago se puso a estudiar español y mapuche. Tenía 33 años y había decidido dejar atrás su trabajo como abogado.
Pueblos originarios
Tounens fue muy bien recibido por las comunidades de los pueblos originarios y tuvo una ayuda incondicional de la cacique mapuche Peyech. Con ella recorrió las tierras sureñas de ambos lados de la cordillera de Los Andes.
Con la ayuda de varios miembros del pueblo de Peyeche demarcó lo que sería el supuesto dominio de su sueño: a creación del reino de la Araucanía y la Patagonia
En noviembre de 1860 se coronó como rey, escribió una constitución y creó una bandera que tenía tres bandas de color azul, blanco y verde. Además, compuso hasta su propio himno. Como capital del reino de la Araucanía y la Patagonia fue designada la actual ciudad chilena de Angol y la constitución combinaba los principios de las monarquías tradicionales europeas con los de las monarquías constitucionales que había desarrollado el filósofo y jurista francés Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu.
Un reino extenso
Su reino se extendía a las actuales provincias argentinas de Neuquén y Río Negro y las regiones octava y novena de Chile, Santa Cruz, Tierra del Fuego y hasta las Islas Malvinas.
Con las bases sentadas se adentró en la lejanía del sur. Por aquel entonces, los pueblos mapuches enfrentaban las expediciones militares que se enviaban desde Argentina y Chile como la triste y lamentable Campaña del Desierto.
El aventurero francés venido en rey aprovechó una profecía mapuche sobre la llegada de un hombre blanco que lucharía por su independencia. Rápidamente, se ganó la confianza, primero de la comunidad de Peyeche y luego esa empatía también fueron con otras comunidades. Con su liderazgo afianzado se animó a denunciar al gobierno chileno, por lo que consideró la ocupación ilegal de las tierras ancestrales del pueblo mapuche.
Estimuló la rebelión
Durante los años de su reinado, abrió instancias de diálogo con comerciantes y caciques y estimuló la rebelión. Afirmaba que esas tierras nunca pertenecieron a España porque el rey Fernando IV había reconocido la independencia de la nación mapuche en el Tratado de Quilín en 1604 y ratificado en 1643.
Oficialmente, el Reino de Araucanía y Patagonia fue promulgado el 17 de noviembre de 1860, en un acto con participación mapuche donde Tounens se autoproclamó monarca bajo el nombre Orllie Antoine I.
No pasó mucho tiempo para que comenzara a ser considerado un agitador peligroso. El coronel argentino Cornelio y Saavedra, nieto del presidente de la Primera Junta surgida de la Revolución de Mayo fue el encargado de detenerlo y enviarlo a una cárcel en la Provincia de Biobío. Pasó nueve meses en prisión en las peores condiciones y cuando el gobierno chileno pidió la pena de muerte intervino el consulado francés. Finalmente, fue considerado insano y ordenaron su traslado a un manicomio.
Pero el rey no estaba dispuesto a abandonar su Reino. Un año después, desde Francia, intentaba convencer al mundo de las bondades de la Araucanía y la Patagonia. Fundó la Real Orden del Sur y consiguió el respaldo del gobierno de Napoleón III para regresar y recuperar su trono.
Una tierra rica
«No pido otro favor que el de aceptar de mi mano una colonia dotada de un clima más uniformemente templado que el de Francia, donde no se escucha hablar de epidemias ni fiebres, rica en pastos, bosques y minas. Comprende 452 leguas de costa en el Océano Atlántico y casi tanto en el Océano Pacífico, con un ancho promedio de 200 leguas»; escribió.
Su historia comenzó a hacerse conocida en la prensa francesa. En 1869, Tounens reapareció en la costa patagónica, en la ensenada de San Antonio. Después llegó al territorio en disputa con la idea de reorganizar a sus caciques amigos y tratar de recuperar sus dominios.
Sin embargo, el Gobierno chileno puso precio a su cabeza y envió a las Fuerzas Armadas. Cercado por las tropas chilenas, logró escapar a Buenos Aires y se embarcó nuevamente hacia Francia. Sin embargo, el 31 de mayo de 1807, volvió y fue identificado por las autoridades argentinas y expulsado nuevamente a su país de origen. En 1876, otra vez, intentó recuperar su reino, desembarcó en Buenos Aires y alcanzó a llegar a la localidad de Azul. Allí, no pudo convencer a los caciques que quedaban de sumarse a su cruzada, y derrotado, anímicamente, se embarcó hacia el viejo mundo.
“Aquí descansa…”
El 17 de septiembre de 1878. Tounens murió en Tourtoirac, en Périgueux, donde aún descansan sus restos. Su tumba lleva la leyenda: «Aquí descansa Antoine Orllie De Tounens, 1er rey de Araucanía y Patagonia».
En la actualidad en aquel remoto pueblo francés, se rinde homenaje al rey perdido y vive su heredero, Fréderic Luz, que fue coronado en 2018. Luz, más conocido como Federico I, se muestra orgulloso de ser el rey francés de la Patagonia.
(El audiovisual que ilustra esta nota “La increíble historia del rey de la Patagonia” fue dirigida por Santiago Solans y producida por la productora Peperina para el ciclo Caja negra. Gentileza también de las fotografías)