Hoy, 19 de junio de 2025, Chico Buarque cumple 81 años, pero su voz —tan lúcida como insurgente— sigue resonando como un faro de la cultura brasileña y latinoamericana. Músico, poeta, novelista y dramaturgo, Buarque ha tejido un legado donde la belleza artística y el compromiso político son inseparables. Su obra, un diálogo perpetuo entre la intimidad y la historia colectiva, lo consagra como uno de los grandes creadores del siglo XX y XXI.
Chico Buarque emergió en los años 60, en el efervescente escenario de la «Música Popular Brasileña» (MPB), donde la bossa nova y el samba se fusionaban con la urgencia de narrar un país bajo la dictadura militar (1964-1985). Canciones como «A Banda» (1966) —una metáfora sobre la fugacidad de la alegría— lo catapultaron a la fama, pero fue su ingenio para burlar la censura lo que definió su genio. En «Cálice» (1973), junto a Gilberto Gil, jugó con el doble sentido entre «cállese» y «cáliz» para criticar el silencio impuesto por el régimen. «Apesar de Você» (1970), un himno disfrazado de canción amorosa, se convirtió en símbolo de resistencia y fue censurada tras vender 100,000 copias.
Su disco Construção (1971) es una obra maestra que retrata la alienación laboral y la violencia estructural. Con arreglos orquestales innovadores y letras que elevan lo cotidiano a lo épico —como en el relato de un obrero que cae de un edificio—, Buarque transformó el sufrimiento anónimo en arte universal.
Hijo del historiador Sérgio Buarque de Holanda y de la pianista Maria Amélia, Chico heredó una conciencia crítica. Tras participar en la «Marcha de los Cien Mil» (1968), fue arrestado y exiliado en Italia. A su regreso, usó su fama como escudo: colaboró con cineastas y teatreros para desafiar a la dictadura, incluso bajo el pseudónimo Julinho da Adelaide. En los últimos años, su música resurgió en protestas contra el gobierno de Bolsonaro, demostrando que su arte trasciende épocas.
Desde los 90, Buarque se volcó a la novela con la misma maestría lingüística de sus canciones. Budapeste (2003) y Leite Derramado (2009) —ganadoras del Premio Jabuti— exploran identidades fracturadas y la memoria histórica. En 2019, recibió el Premio Camões, el más alto galardón de la lusofonía, aunque el gobierno de Bolsonaro retrasó su entrega hasta 2023.
Chico Buarque es un raro ejemplo de artista total: sus canciones se estudian como poesía, sus novelas como crónicas de Brasil. Para la musicóloga Marisol García, su obra «obliga a salir a buscarlo», pues aunque en Latinoamérica no sea masivo, su influencia es «ineludible». Tita Parra lo define como «un genio» que fusionó «la poesía profunda con la música», mientras que Paulo Paranhos destaca su voz «sin teatralidad», pero cargada de verdad .
Hoy, mientras ultraderechas resurgen en el mundo, Buarque sigue en las calles —como en París, protestando junto al exfutbolista Raí—. Su arte, siempre en construcción, sigue siendo un refugio y un grito: «A pesar de usted, mañana ha de ser otro día».