Caracas despide a uno de sus grandes narradores. Eduardo Liendo, creador de obras fundamentales como El mago de la cara de vidrio y Si yo fuera Pedro Infante, falleció este 3 de julio en su ciudad natal, según confirmación familiar.
Nacido el 12 de enero de 1941, el escritor forjó su formación inicial en la Escuela Experimental José Gil Fortoul y el liceo Luis Espelozín. Su compromiso político marcó su juventud: antes de los veinte años se integró al Partido Comunista y participó en la lucha guerrillera, lo que derivó en su encarcelamiento como preso político (1962) en la isla de Tacarigua y el cuartel San Carlos. Esta experiencia vital germinaría años después en su novela Los topos.
Tras su liberación en 1967, emprendió un exilio formativo en Checoslovaquia y el Instituto de Ciencias Sociales de Moscú. Al regresar en 1969, se vinculó al Movimiento al Socialismo (MAS).
Su consagración literaria llegó en 1973 con El mago de la cara de vidrio, obra que fusionó el humor con una lúcida crítica al control mediático, convirtiéndose en fenómeno editorial con diez reediciones. Desde 1976 hasta su jubilación en 2001, dedicó sus días a la Biblioteca Nacional de Venezuela, donde transitó por diversos roles: bibliotecario en las sedes Paul Harris y Enrique Bernardo Núñez, referencista, y finalmente director de Exposiciones y Extensión Cultural.
En el ámbito creativo, fue fundador del emblemático taller Calicanto (1977-1979) liderado por Antonia Palacios. Su vida personal floreció al unirse en 1982 a la argentina Yesca Moura, con quien tuvo a su hija Olivia, periodista.
Como jurado, participó en certámenes como el Premio Casa de las Américas (Cuba, 1991) y dos ediciones del Premio Nacional de Literatura de Venezuela (1990, 1996). Su trayectoria académica incluyó una cátedra invitada en la Universidad de Colorado (1996).
Tras su debut, construyó una sólida bibliografía: Los topos (1975), Mascarada (1978), Los platos del diablo (1985) -llevada al cine por Thaelman Urgelles en 1994-, Si yo fuera Pedro Infante (1989), Diario del enano (1995), El round del olvido (2002), Las kuitas del hombre mosca (2005), El último fantasma (2009) y Contigo en la distancia (2014). Su testamento literario, Doy por vivido todo lo soñado (Abediciones, 2024), amplió esta última obra. Completan su legado el volumen de relatos El cocodrilo rojo (1987), el ensayo En torno al oficio de escritor (2014) y la antología Contraespejismo (2008).
Su pluma obtuvo múltiples distinciones: mención honorífica en el Premio de Ficción de Caracas por Mascarada (1978), Premio de Humor Pedro León Zapata (1981), dos Premios Municipales de Literatura (Los platos del diablo, 1985; El round del olvido, 2002) y el premio Manuel Vicente Romero García por Si yo fuera Pedro Infante (1990). La Medalla Lucila Palacios (2011) y la Orden Juan Liscano (2015) coronaron su influencia cultural.
Liendo abandona el plano físico, pero su obra permanece como faro en el imaginario venezolano.