La muerte de Mario Vargas Llosa, ocurrida ayer, 13 de abril de 2025, marca el fin de una era en la literatura latinoamericana. Premio Nobel de Literatura en 2010, el escritor peruano fue una figura monumental cuya obra narrativa —desde La ciudad y los perros hasta Conversación en la catedral— transformó las letras de la región, combinando maestría técnica con una profunda exploración de las contradicciones sociales e individuales. Su pluma expuso las violencias estructurales, las hipocresías del poder y los laberintos de la identidad, consolidándolo como uno de los grandes autores del boom latinoamericano.
Sin embargo, más allá de su genio literario, Vargas Llosa también generó polarización por su evolución ideológica. Si en su juventud simpatizó con ideas de izquierda —llegando incluso a apoyar la Revolución Cubana—, con los años abrazó un liberalismo conservador que lo acercó a figuras y posturas de derecha. Su defensa del neoliberalismo, su crítica a movimientos progresistas en América Latina y su apoyo a causas como la intervención en Iraq o la «campaña del no» durante el proceso de paz con las FARC en Colombia lo situaron en una posición alejada de los sectores que alguna vez lo admiraron.
Esta contradicción —entre el escritor brillante que retrató la complejidad humana y el intelectual político que a menudo simplificó debates sociales— es parte de su legado. Vargas Llosa fue, en esencia, un hombre de paradojas: un crítico de los autoritarismos que, para muchos, terminó alineándose con un discurso que ignoró las desigualdades que su propia literatura denunció.
Su muerte obliga a un balance. Como artista, su contribución es indiscutible: expandió los límites de la novela y puso a América Latina en el centro del canon universal. Como pensador político, su legado es más controvertido, marcado por una mirada que, en su afán por combatir el populismo, a menudo minimizó la justicia social. Hoy, al despedirlo, la mejor forma de honrarlo es leer su obra en toda su riqueza, pero sin obviar u olvidar las contradicciones que tuvo a lo largo de su prolífica carrera.
Desde CORPENS dedicamos esta editorial Mario Vargas Llosa, un gigante de las letras. Y deseamos que su literatura, más duradera que sus ideas políticas, siga inspirando nuevas voces en la literatura latinoamericana.