Siendo científico, Ernesto Sábato llegó a El Pantanillo, el humedal donde inició con intensidad un cambio existencial que se tradujo en ensayos y novelas reconocidas en el mundo y elogiadas por Albert Camus, Thomas Mann, Graham Greene y Salvatore Quasimodo.
A pocos kilómetros de Villa Carlos Paz, inmerso en una pobreza extrema, se refugió en el rancho La Tapera con su mujer, Matilde Kusminsky Richter, y su hijo mayor, Jorge, para vivir un proceso personal que marcó su obra literaria.
En plena sierra cordobesa pasó el año 1943 meditando sobre su adiós a la ciencia, procesando los temas que lo obsesionarían, y escribiendo bajo una higuerilla su primer libro, Uno y el universo, libro que junto a Heterodoxia serían los ensayos iniciáticos de su novelística. En especial de su primera novela, El túnel, publicada en 1948, donde abordó la decepción, la soledad y la tumultuosa vida interior de seres incapaces de resolver sus dramas existenciales.
Las siguientes, son algunas postales del paisaje de El Pantanillo, que tan bien conociera el célebre escritor.