Por Pedro Jorge Solans
“Los descosidos de Dios” es una magistral obra literaria que reivindica la novelística de no ficción o novelas testimoniales, o como los periodistas llaman, literatura periodística.
Se presentó el miércoles pasado en Guadix, a pocos metros de donde sucedieron los hechos que la novela recupera en forma artística, reparando a las víctimas y poniendo de manifiesto que la memoria, hoy es presente.

El autor, un experto periodista de brillante pluma, nos revela los misterios de un crimen injusto que sucedió en los inicios de la guerra civil española en un latifundio donde reinaba el hambre y la miseria.
Juan Jesús Hernández, el autor, lleva el oficio en la sangre, y no quiso perder la oportunidad de rodear el suceso con la descripción puntillosa de la España decadente y dolorida de aquellos años 30.
En su presentación en el imponente castillo Museo Visconti, estuvo acompañado de los escritores José María Cotarelo, Pedro Jorge Solans y de José Antonio Hernández, quienes coincidieron en las virtudes del texto y en el acierto del autor de elegir el género que tuvo como grandes maestros al norteamericano Truman Capote y al argentino Rodolfo Walsh, entre otros.
Cotarelo leyó parte del preámbulo y dijo que “comienza la novela editada por Ediciones Brisa del Sur con una cita de La Fontaine, que viene que al pelo: ´Una persona a menudo se encuentra con su destino en el camino que tomó para evitarlo´. Y ya la dedicatoria nos da también una orientación de hacia dónde va a ir la trama de la novela: “A María, Antonia y José, víctimas inocentes de un crimen que marcó sus vidas. Y a Juan, víctima de la soberbia y la crueldad”. Luego, con el hilo de la sapiencia que dan los años, el amigo Juan Jesús va remendando, zurciendo, puntada a puntada, palabra a palabra, el largo lienzo de Los descosidos de Dios, dando voz y justicia a los desgarrados de la vida y en este caso, y como no podía ser de otro modo, a los de una comarca próxima a Guadix».
«Juan, que acaba de cumplir 36 años, no podía saber que su joya del tiempo había marcado el final de su vida para ese instante y que una bala del calibre 9 llevaba su nombre. El jornalero muere después en el hospital de caridad de San Juan de Dios, en Granada».
«La pluma de Juan Jesús ya le hemos podido apreciar en sus finísimos artículos de opinión y en algunos de sus libros anteriores, como el memorable De frente, en el que da vida a interesantes personajes de Granada. Esperamos que en un futuro no lejano se vea reflejado en las pantallas de cine. Los descosidos de Dios también son santos inocentes».