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Hugo Rivella recibió la Medalla Fray Luis de León de Poesía Iberoamericana

España. El Ayuntamiento de Salamanca ha entregado al poeta argentino Hugo Francisco Rivella la Medalla Fray Luis de León de Poesía Iberoamericana, que concede este encuentro coordinado por el poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart.

«Es todo un honor que Salamanca se convierta por vigesimoséptimo año en un puente entre poetas de un lado y otro del Atlántico», declaró el alcalde de Salamanca, Carlos García.

Hugo Francisco Rivella como ganador del Premio Fray Luis de León fue invitado al Festival de Poesía de Lisboa y a Grecia, Atenas.

En el Encuentro en Atenas participaron: Fredy Yezzed (Colombia), Harold Alva, Omar Aramayo, Roger Santivanez (Perú), Andrés Morales (Chile), Hugo Francisco Rivella (Argentina). La poeta y traductora Agathi Dimitrouka, como anfitriona, y el maestro Omar Aramayo en la histórica Delfos.

 

Acerca de Hugo

 

«… Escuchar cuando recita sus propios versos es una obra de arte…»

Desde ya queremos destacar que es un honor que Hugo Francisco Rivella, el salteño, residente en Córdoba, integrante del Grupo “Palabras de Poeta” de Córdoba al mundo, haya sido elegido para ser premiado como representante de la Poesía Iberoamericana.

A continuación, el discurso de Hugo Francisco Rivella, con motivo de la premiación en Salamanca.

 

Palabras desnudas

 

Empezar cada día la eternidad quizás sea el destino de la palabra.

Agradecer a la Vida, a la Poesía, a mis madres, a los que sostienen la utopía de un mundo mejor.

A los que posibilitan estos encuentros, a poetas como Alfredo Alenkart en Salamanca, a Xavier Oquendo Troncoso en Ecuador, a Harold Alva en Perú

Decir unas palabras. Preguntarse.

¿En qué espejo nos miramos los hombres cada día?

Sin grietas. Sin atuendos de mago. Sin máscaras.

Mucho antes de esta medalla que luzco como un agua sagrada, Fray Luis de León tocó mi corazón, acaso sin saberlo.

La eternidad le pertenece, por eso su nombre resuena en cada uno de nosotros.

¿Será la Poesía quien le dio fuerzas para enfrentar la persecución o fue El Cantar de los Cantares, la música que lo llevó a derrotar a la muerte?

Sosteniendo el amor para que la vida sea la luz que el hombre necesita para llegar a Dios.

Todo se enrremolina cuando pienso. Todo se reconstruye y tiene sentido.

Siendo niño, cuando no podía reconocer algunas operaciones matemáticas, la maestra me decía “Lo que natura non da, Salamanca non presta”.

Hoy Salamanca me da lo que natura non presta.

Me maravilla lo que descubro.

Hace algunos años escribí: “La Poesía une lo sagrado con el Hombre”.

Lo repetí mil veces, orondo y delincuente, desfachatado y reo hasta que no hace mucho tiempo leí, casi subiendo al avión que me traía hasta aquí:

“A la poesía sin duda la inspiró Dios en los ánimos de los hombres, para, con el movimiento y espíritu de ella, levantarlos al cielo, de donde ella procede; porque poesía no es sino una comunicación del aliento celestial y divino”.

Fray Luis de León me dejó la egoteca hecha pedazos. La Poesía nos escribe de a ratos y hoy estoy aquí porque La Poesía nos prolonga en el otro, nos desnuda, nos transparenta para no traicionar lo pensamos y la palabra nos lleve al corazón de Dios.

Tiende lazos como la rosa que cuida el Principito.

“El que ensucia las palabras no puede lavarse la boca”, decía Santoro. “Si la palabra te quema la boca, el silencio te la curará”, Los bambara.

No quiero continuar el viaje, pasar como si nada, desmoronarme en una esquina. No quiero sobrevivir a lo que escribo sin dimensionar cada palabra. Cada rosa en la calle, cada luna en el techo de las casas del pueblo.

La palabra protege nuestra memoria más allá del déspota de turno, sostiene la utopía, nos permite declarar nuestro amor, aventar a la guerra, gritar que estamos en contra del engaño, de la traición del terror del venado huyendo de la muerte sentir que en el barro los sapos iluminan la lluvia y la luna es un caballo hecha con maderas de sándalo.

Poesía te vivo como un desafío. Aunque cuando se va deja en mis manos un puñal de punta perfecta, como decía Glauce Baldovin.

Porque en vos la Palabra golpea cada uno de nuestros actos. Nos traba. Nos condena. Nos obliga. Nos compromete. Nos hunde. Nos levanta. Nos trastabilla. Nos huye. Nos niega. Nos ofrenda. Nos ciega. Nos horada. Nos lava… Nos salva.

Y casi como un eco seguiré repitiendo que la poesía une lo sagrado con el hombre. La mujer. La Humanidad.

 

 

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