Por Aldo Parfeniuk
La magnífica Muestra dedicada a Gabriel Guaira Castilla y sus títeres que el 3 de julio quedó abierta al público en el Museo de la Ciudad de Salta -Florida 97- y que continúa hasta fines de agosto, no solo constituye un merecido homenaje a un infatigable andador de caminos del mundo, con sus valijas pobladas de personitas e historias, sino a una actividad artística representativa de toda una época de la cultura del entretenimiento, la educación y el arte.
La iniciativa y curadoría de la Muestra es de Gracia Martínez Arias, Directora del Museo de la Ciudad, quien rescata de este modo la trayectoria de un gran artista y vecino salteño, poco amigo de reconocimientos y protagonismo público a pesar de sus méritos. De cualquier modo, “peques” y mayores, artistas y público en general, y sobre todo nuestra hoy tan injustamente castigada cultura, más que agradecidos.
Es en nombre de la cultura -sobre todo de la cultura popular- que cabe aquí, aunque sea rápidamente. recordar algunas características, momentos históricos, influencias y relevancia que el Teatro de títeres tuvo en nuestra cultura y en el país.
Vivimos tiempos en los que prácticas generadas por medios tecnológicos virtuales, mediante entretenimientos y distracciones programadas por el mercado, nos roban impunemente el tiempo y pretenden direccionar pensamientos e ideas. Frente a esto, a los títeres se los considera -sobre todo en nuestra cultura popular actual, prácticamente norteamericanizada- como algo de otra época. Sin embargo, porque los pueblos tienen memoria y un alma que pide y reconoce alimentos nutritivos, no se demora demasiado en darse cuenta de qué y cuánto de lo novedoso realmente nos enriquece, y qué debe pasar de largo, dejando que vuelva lo necesario: quizás modificado, pero registrando con ello lo seleccionado de la época que les permite a las antiguas artes y prácticas mantenerse vivas. Es con tales presupuestos -entre otros- que hoy también debemos acercarnos a quehaceres y formatos artísticos -como el Teatro de títeres- que están en la base de mucho de lo que se hace hoy: en este presente que, salvo excepciones, no aporta más que variantes, disfraces y préstamos de lo ya hecho. Por si fuera poco, cabe tener en cuenta que es desde tal artesanazgo artístico, movido por una poética de múltiples voces (un caso parecido al del circo) del cual emergieron grandes poetas, escritores, actores, cineastas, plásticos y músicos. Si hay que recordar nombres universales, ahí están Garcia Lorca, Fellini, Kusturica, Brecht… En Argentina, sobre todo en los años inmediatamente anteriores y en los del comienzo de Guaira como titiritero, aparecen nombres como los de Ramos, Villafañe, Di Mauro, Wernicke, Birri, Lasansky, García Bes, Castilla (Manuel J.), Saavedra, Vaccaro, Burnichon,… : poetas, escritores, educadores, plásticos, cineastas y teatristas o editores que pasaron por los títeres recogiendo y aportando diferentes matices: por ejemplo con el acento puesto más en la palabra que en la plástica, o que en el teatro, etc… Pero hubo -en aquellos años de 1940/50 o 60 – toda una generación de gente nuestra del arte y la cultura que no solo recorrió el país, el continente y los caminos del mundo sembrando arte y educación. Quedaron los talentosos continuadores y sostenedores del arte de los títeres, como es el caso de Guaira Castilla. Hoy este salteño universal es reconocido no solo como magistral practicante -durante décadas y ante los más diversos públicos- sino como talentoso creador de obras para los muñecos, textos sobre teoría y práctica, y minimalistas obras poéticas: realmente únicas.
Es necesario hacer saber, al mismo tiempo, que después de finalizada la muestra-homenaje de Salta (a fines de agosto) la misma se trasladará a Buenos Aires (CABA) a una de las salas del Centro Cultural de la Cooperación de la Avenida Corrientes, lugar en el que Guaira Castilla y sus títeres serán debidamente presentados y homenajeados por su trayectoria. Como sabemos, Buenos Aires es un lugar de visibilidad -nacional e internacional- en el cual, por todo lo que representa, la Muestra de este gran artista no puede dejar de ser exhibida. Quizás -ojalá- después recorra algunos otros puntos del país, llegando -como fue lo propio de los títeres- a los lugares más apartados y siempre necesitados de arte y cultura: hoy más que nunca.
A propósito, este excepcional cultor de poesía concentrada -por sí decirlo- respetando su ser caminante con el que hizo y dio vida en los más diversos puntos del planeta, se ha propuesto devolverle a sus amados muñecos –en poco tiempo más- un recorrido último, esta vez solo de paseo, en sus valijas, y a modo de despedida: por tantas aventuras y vida vivida e inventada juntos. El recorrido –él cuenta- se iniciará en España, pero sin punto de llegada firme y definitivo, según manda la ley de los trashumantes con tablado -o telón- y muñecos: revisitando los parques, vecindarios, escuelas y postas de caminos por los que anduvieron siendo y haciendo felices a semejantes. Gracias por todo Gabriel Guaira Castilla: merecidísima muestra/homenaje y viaje . Y feliz recorrido por los caminos del mundo: que aunque se nos está cayendo a pedazos, los espera. Los necesita más que nunca.