La máxima autoridad de la Iglesia Católica recibió un ejemplar de «Crímenes en Sangre», el libro que rescata del olvido los acontecimientos ocurridos en 1924.

El Papa Francisco recibió de manos de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores de Argentina (Uatre), un ejemplar de «Crímenes de sangre», el relato del periodista y autor Pedro Solans sobre Napalpí, la masacre que tuvo lugar en Argentina hace cien años, en el entonces Territorio Nacional del Chaco.

El Sumo Pontífice quedó impactado por el trabajo de fundador de El Diario y la editorial Corprens, que tiene en su portada una fotografía original de Melitona Enrique, última sobreviviente a la masacre y que contaba en aquel entonces con 102 año. La fotografía fue tomada por Santiago Solans, periodista, fotógrafo y co-autor de «Crímenes en Sangre», y se ha convertido en un símbolo icónico de resistencia y memoria del pueblo Qom.

A lo largo de sus páginas, «Crímenes en Sangre» detalla los horrores de la masacre, a la vez que expone los intereses económicos detrás del asesinato de cientos de trabajadores rurales de los grupos étnicos Qom y Mocoví.
El evento tuvo lugar en 1924 en la región de Napalpi, donde el fragor de las armas oscureció el comercio del algodón y los pueblos originarios utilizados como mano de obra barata.

En las sombras se esconde la impunidad de los poderosos, el silencio cómplice de los gobernantes y el genocidio. En un estilo que traspasa los límites del periodismo de investigación, la historia de vida y la no ficción, Solans describe un evento que dejó una huella duradera y destaca una masacre que definió la conexión entre el poder y las raíces de una comunidad.

La entrega se produjo en el marco de una importante reunión. Francisco recibió a una delegación compuesta por diversas organizaciones y referentes sindicales de Argentina, entre ellos el dirigente rural José Voyenko, quien asistió al encuentro en la residencia Santa Marta. El titular de la UATRE le presentó el proyecto «Hambre Cero Argentina», que promueve la distribución nacional de alimentos a personas bajo el umbral de pobreza y aclara mecanismos entre ciudadanía, sindicatos, iglesias y empresas.

En su discurso, Voytenko regaló al Sumo Pontífice un ejemplar de «Crimen de sangre», que llamó la atención del Papa Francisco, y expresó: «Santo Padre, esa realidad que duele, apremia y debe conminar todas las noches a pensar que en algún lugar de la Argentina hay mesas en las que el pan está ausente y la angustia, el dolor y la desazón presentes me lleva a reclamar su solución y, por lo mismo, a solicitar su apoyo y bendición al proyecto».

Para Voytenko, originario del Chaco, “las personas que pasan hambre tienen pocas posibilidades de progresar en el mundo laboral, pero el hecho de que existan niños hambrientos y desnutridos significa vivir con una desigualdad e injusticia perpetuas”.