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García Montero: “La historia se cuela en las palabras”

Por Pedro Jorge Solans
(Escritor y periodista)

 

 

Córdoba. El poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, brindó ayer una conferencia excelsa al cierre de la primera jornada del XIII Congreso de la Asociación Argentina de Hispanistas.

 

“La historia se cuela en las palabras y discutir sobre las palabras es discutir sobre la historia” aseveró García Montero, que recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba, una de las Casas de Altos Estudios más prestigiosas de Argentina.

 

La conferencia de Luis García Montero se tituló «Lo que vive en las palabras» y fue presentado por la especialista marplatense Laura Scarano.

 

 

La primera jornada del XIII Congreso de la Asociación Argentina de Hispanistas que se desarrolla en Córdoba y se debate las Confluencias y trascendencias del hispanismo en el siglo XXI cerró con una magistral disertación del poeta español, director del Instituto Cervantes de Madrid, quien abordó lo que vive y las transformaciones que sufren las palabras.

 

Ante un auditorio colmado en la Facultad de Lengua de la Universidad Nacional de Córdoba, García Montero reflexionó la actualidad desde “la vida” de las palabras haciendo alusión al uso, abuso y vaciamiento de los conceptos que alimentan la comunicación.

 

En un tramo de su conferencia, el poeta de origen granadino señaló: “La sociedad como la historia se debate transformando las palabras, por ejemplo, la palabra Libertad, base de la Democracia moderna: Libertad, Igualdad y Fraternidad, y en el discurso ilustrado ser libre era el derecho a la propia conciencia, el atreverse a saber que iba de la mano con la igualdad, la comunidad en donde unos se respetaban a otros para crear un bien común a través de la fraternidad. Esa era la raíz de la Democracia, la libertad como ámbito de convivencia que aseguraba el respeto al otro y la fraternidad. Pero en una época donde la palabra libertad está siendo reemplazada por la ley del más fuerte, que es la ley de la selva, no hay derechos, ninguno, para establecer normas de convivencia, y por lo tanto, la libertad se convierte en la ley del más fuerte, y todo es opresión, y la fraternidad está ausente”.

 

“Hace mucho tiempo lo hemos vivido en la historia, yo recuerdo una entrevista que dio Julio Cortázar en Madrid en el año 1981, con el título “Las palabras violadas”. La Comisión Argentina de Derechos Humanos reflexionó sobre las palabras y sobre el sentido de las palabras y cómo las palabras se violaban, por ejemplo, la palabra libertad o la palabra seguridad. Actualmente, en Europa estamos viendo en general que se viola la palabra seguridad con las reglas de convivencia. Algunos periódicos titulan “Inmigrantes ilegales se ahogan en las costas de Andalucía”, sugieren de entrada que las personas pueden ser ilegales.

 

“El concepto de ciudadanía puede servir para abrir una brecha entre el derecho a la vida y el derecho a la no vida del que venga de afuera, y eso desemboca en los discursos de la extrema derecha tan peligrosos como las noticias falsas, como cuando te dicen que el 90 por ciento de los crímenes de la sociedad lo cometen los ilegales, cosa que es completamente falsa, pues la idea de seguridad se pervierte por dentro y ya no es de una convivencia justa sino que es la necesidad de encerrarse fragmentariamente en tu propia identidad. Cuando se considera al otro como un enemigo no hay lugar al entendimiento y es la fragmentación del respeto a la convivencia”, afirmó García Montero.

 

“Cortázar hablaba de la situación de Argentina en 1981, si algo sabemos los escritores, es que las palabras pueden llegar a cansarse y a enfermarse, estoy aludiendo a eso, y aludo a eso porque Cortázar decía, ‘lo estamos viendo, lo hemos estudiado’ y citaba los libros donde se hizo la perversión del lenguaje por el nazismo. Hitler lo usaba en el nazismo, pero ahora la tenemos mucho peor, porque antes existía la televisión y la radio, entonces la expresión de las palabras era a través de los discursos políticos, ahora está la prensa, la televisión que se mete en tu casa; y qué diría hoy Cortázar, si viviera; ahora lo de la televisión es una broma al lado de lo que ocurre con las redes sociales que se meten ya en tu bolsillo, en tu dormitorio con la pantalla del ordenador y en tu conciencia, porque las redes están programadas para alimentar las propias obsesiones. Si yo busco en el ordenador “Córdoba” pues me puede salir una referencia a la Universidad Nacional de Córdoba o al Congreso de la Lengua que se organizó en 2019 o a la estancia de algún exiliado español o alguna actividad de un teatro, pero si viene alguien que consume prostitución y pone Córdoba le sale una lista extensa de prostíbulos”, dijo el poeta español.

 

“Las redes trabajan para alimentar nuestras obsesiones y, en ese sentido, tenía miedo Cortázar con lo que estaba haciendo la televisión argentina en 1981. Si conociera ahora las redes sociales tendría más motivos para estar preocupado. Por eso, la literatura analiza, sirve para meternos por dentro de las palabras, lo que caben las palabras y ayudar bajo cualquier consigna a encontrar los matices la luz y las sombras de cada asunto”, afirmó García Montero.

 

“No soy un robot”

 

Después de un repaso por la historia de la comunicación y su manipulación para desfavorecer a la mayoría de la humanidad, García Montero admitió que se formó como poeta en Granada por admiración a Federico García Lorca y luego citó, entre otros autores, al escritor mexicano Juan Villoro. “Acaba de publicar un libro que se titula ‘No soy un robot’. Vieron que muchas veces para entrar en un sitio nos preguntan, ‘¿es usted un robot?’ Y uno tiene que decir, soy un ser humano que no estás metido en una dinámica de Inteligencia artificial donde se reproduce las cosas sin control humano. Villoro reivindica la imagen del lector como la afirmación humana frente a la puesta del robot de ser programado”.

 

“Las palabras tienen vida, que las letras son imitaciones de las palabras, las letras muchas veces literalmente son imitaciones de las palabras de la realidad, pero las palabras tienen vida y cambian, pertenecen a la experiencia de los hablantes y no se adapta a la literalidad del visionario, en ese sentido, la historia de la literatura, de la filología, intenta encontrar la vida que tienen las palabras según el lugar donde se dicen cómo se dicen y qué significan, más allá del diccionario, porque está bien que todos tengamos una lengua que nos permita comunicarnos, entendernos en un ámbito aceptado de comunicación pero al mismo tiempo comprendernos, y para ello, las palabras tienen que estar vivas y llenas de matices y  de diversidad.

 

“Andrés Bello, a mitad del siglo XIX, escribió “Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos” y saldó la llaga en un idioma tan amplio, nadie es dueño del idioma, ni se puede buscar una unificación completa del idioma. Bello utilizó no solo ejemplos de los distintos modos de hablar de América Latina si no de la Península Ibérica.

 

“Yo soy de Granada, y hemos estado muy maltratados diciendo que hablamos mal el español, porque donde se habla bien el español es en Salamanca. Lo que sucede que el andaluz habla como se habla en Andalucía y en Salamanca, se habla como en Salamanca. Esto es una maravilla que solo usamos el 8%, unos 500 millones de hablantes, una maravilla de idioma que nos permite entendernos. Esto se defiende con inteligencia, su unidad sería un disparate, sería un disparate renunciar a respetar su diversidad, no hay un mejor español o un mejor castellano, en cada sitio se habla de una manera, y las distinciones están en el tiempo, en la geografía, en las clases sociales etcétera. De manera que la unidad es la capacidad de entenderse, si yo busco en el diccionario de la lengua que ahora es el diccionario de la lengua española. Uno de los grandes aciertos de la Real Academia Española fue participar en la fundación de la Asociación de Academias Españolas, el diccionario no lo hace la Real Academia de la lengua española, lo hace la Asociación de Academias de la Lengua y todos se ponen de acuerdo en comprender nuestro idioma.

 

“Para los que no creemos en los dogmas ni en los bulos, no es un punto de partida la verdad, es un punto de llegada, una de mis asociaciones que heredé de Antonio Machado fue que la verdad y la libertad es no decir lo que pensamos, si no poder pensar lo que decimos, tomarnos tiempo para pensar lo que decimos, por eso no podemos caer en simplezas y por eso a los profesores los invitamos reflexión de la conciencia crítica y no a la construcción de bulos o de dogmas que se conviertan rápidamente. Digo una cosa 5000 impactos con un servicio de twitter que trabaje para mí:  50, 100, 200.000 impactos, y no se trata de eso. Con la literatura, los profesores le hablamos a la gente que quiere pensar lo que dice antes de decir lo que piensa”.

 

Luis García Montero brinda con el autor de la nota, Pedro Jorge Solans, para un nuevo encuentro en noviembre.

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