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Para el Estado español, el genial poeta sigue figurando como delincuente en los archivos oficiales.

Miguel Hernández, y su poema más desgarrador: «las nanas de la cebolla»

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El 28 de marzo de 1942, en la prisión de Alicante, en España, moría de Tuberculosis, el genial poeta Miguel Hernández Gilabert.
Había nacido en Orihuela, en el seno de una familia de campesinos, mientras se destacaba en sus estudios secundarios, a los 15 años su padre lo convocó para trabajar en el campo. Los jesuitas le ofrecieron una beca, pero su padre se negó.
Fue, entonces, cuando el cura Luis Almarcha, le comenzó a prestar libros para que Miguel leyera en sus descansos. En esos años, el pequeño campesino inicia una formación autodidacta y concurría, frecuentemente, a la biblioteca de Orihuela donde leía a Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega y sobre todo, a Luis de Góngora.
En 1931, obtuvo su único reconocimiento literario en vida, ganó el premio mayor de la «Sociedad Artística del Orfeón Ilicitano» por su poema «Canto a Valencia». Este hecho le abrió las puertas de los círculos literarios de Madrid, por lo que viaja allí para publicar poemas en revistas y recopilaciones literarias.
En 1933, publicó su primer libro, «Perito en lunas» y con esa publicación explotó su creatividad dando sus mejores poemas y sonetos incluida «Elegía» dedicada a la muerte de su amigo Ramón Sijé. Al estallar la guerra civil se alistó en el ejército Republicano participando en las batallas de Teruel, de Andalucía y de Extremadura. En esos violentos y oscuros años, desarrolló la etapa donde la temática social tiñó su obra y empezó a recopilar material para su segundo libro.
En 1939, cuando finalizó la guerra civil y triunfara el Fascismo español de la mano del tirano Francisco Franco, Miguel Hernández, siendo poeta y habiendo luchado en el bando opuesto, no tuvo más posibilidades. Su libro «El hombre acecha» en proceso de encuadernación fue secuestrado por una comisión depuradora Franquista, que ordenó la destrucción de toda la edición, quedando solo 2 ejemplares que fueron guardados, y permitió su publicación en 1981.
Miguel Hernández fue detenido, condenado a muerte, luego se le conmutó por prisión perpetua y trasladado al penal de Toledo. Allí, recibió una carta de su mujer, Josefina Manresa, donde le contaba que habían sido requisadas todas sus pertenencias y que ella y su pequeño hijo solo comían pan y cebolla. En cautiverio, Hernández escribió su poema más desgarrador «Las nanas de la cebolla».
A fines de 1941 contrajo fiebre Tifoidea que luego derivaría en la tuberculosis que le provocó la muerte. Para limpiar su nombre la familia pidió en 2011 que su condena fuera revisada, pero el Tribunal Supremo de España le negó esa posibilidad por lo que el estado español aún lo considera un delincuente.
 
Homenaje
En 1984, en el marco del 1° Encuentro Nacional de poetas en la Sierras, que se llevó a cabo en Capilla del Monte, Pedro Jorge Solans obtiene su primer reconocimiento literario con su breve poema
«Historia de amor» Despedida de Pedro Solans a Miguel Hernández, ilustrado por la artista plástica Griselda Osorio.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Jeremías

    La historia de Miguel Hernández me conmueve profundamente. Su pasión por la poesía y su valentía en tiempos difíciles son una inspiración para todos nosotros. Su legado perdurará por generaciones, recordándonos la importancia de luchar por nuestras convicciones hasta el final.

  2. Kiara

    Uno de los poetas más reconocidos de la Generación del 36, en sus poemas hay pasión, compromiso y belleza. Su historia una historia triste, las nanas de la cebolla, hermoso poema y en canción por Joan Manuel Serrat, es hermosa…

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