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Vacíos de horizonte

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Por Jorge Felippa

 

La llegada de Milei al gobierno de nuestro país ha producido un cataclismo en casi todos los aspectos de la vida cotidiana de nosotros, ciudadanos. En mi caso, soy un sobreviviente de tres dictaduras e innumerables crisis económicas que más de una vez, me dejaron “con las rueditas para arriba” como a millones de compatriotas.

 

En cada uno de esos períodos de distinta duración, surgían personajes que, con sus lenguajes tecnocráticos, nos exigían sacrificios mayúsculos para alcanzar, de una vez y para siempre “la tierra prometida”. Desde aquella frase de Alsogaray en la década del ’60 del siglo pasado: “Hay que pasar el invierno”, o las nada originales “ajustarse el cinturón”, “la luz al final del túnel” hasta la macrista del “segundo semestre”, siempre había una promesa explícita de cierto horizonte alcanzable.

 

Que se cumpliera o no, fue uno de los factores que ahondaron esa grieta que culminó en dos hechos inéditos en los cuarenta años de democracia: el intento de magnicidio de la vicepresidenta CFK, y la irrupción vertiginosa de un personaje como Javier Milei a la presidencia de la nación.

 

Sobre él, dijo Hugo Presman: “Cuando Ud. era sólo un panelista pintoresco y extravagante llegó a sostener que “este es un país de mierda”. No lo era y no lo es, aún a pesar de sus esfuerzos en contrario, es un país con una historia extraordinaria que Ud. no conoce y no se puede querer lo que no se conoce. Ahora es llamativo que Ud. quisiera quedar al frente de una organización criminal de un país de mierda”. Y observamos, entre azorados e indignados, a este presidente que supimos conseguir “pasar de tres a cuatro horas diarias en ese mundo de las redes sociales. Y donde en un acto de una irresponsabilidad extrema le da likes a los mensajes de X (Twitter) de su granja de trolls donde la demencia es un lugar común y el ejercicio de su egolatría una expresión de su inseguridad.  También redacta los suyos, que luego reproduce en su discurso público poblados de adjetivos como nido de ratas, traidores, delincuentes, ensobrados, pedazo de mogólico, imbécil, tarado, bruto, excremento, etc.” (fin de la cita).

 

II

 

Muchas voces, desde periodistas, sociólogos, encuestadores, personalidades de las ciencias y de las artes, no dejan de señalar los efectos demoledores que la breve estadía de Milei en el gobierno, está causando en cada vez más sectores: inflación galopante, descontrol de precios, recortes y ajustes abruptos a todo tipo de fondos que, por ley corresponden a las provincias, etc. Con el agravante, absolutamente inédito del desprecio absoluto de las instituciones de la república. Sobre todo, del Poder Legislativo, cuyos integrantes son la representación genuina de la misma voluntad popular que lo puso a él en la casa Rosada.

 

La mayoría de los insultos que escribió Presman más arriba, tuvieron como destinatarios a diputados y senadores. “La casta” que tuvo el tupé de rechazarle ese mamotreto denominado Ley Ómnibus. Ahí se escondía una explícita reforma constitucional que, entre otras lindezas le otorgaba al presidente facultades dignas de un monarca. Como, por ejemplo, permitir el ingreso de tropas extranjeras a nuestro territorio, o el permiso sin límites para que cualquier transnacional, comprara nuestras tierras, aguas y bosques.

 

Estas acciones han sumido a buena parte de los compatriotas, en emociones a cuál más dañina: desde quienes no pueden acceder a medicamentos para sus enfermedades crónicas o terminales, los que dejaron de recibir alimentos en miles de comedores escolares o comunitarios, hasta los trabajadores que no pueden pagar el transporte para llegar a sus laburos. La lista de perjudicados se acrecienta hora tras hora, y nos sumerge en un tembladeral que reiteramos, aunque se parezca muchísimo a otros momentos de nuestra historia, es absolutamente inédito en sus “desmanejos” institucionales. Uno se pregunta, quizás con inocencia, el Poder Judicial y la Suprema Corte de Justicia, ¿no tienen nada que decir respecto a la “inconstitucionalidad” de buena parte de los actos de este gobierno?

 

Además de los daños materiales objetivos que produce esta entente de anarco-libertarios con media docena de ceos, y un círculo íntimo cada vez más reducido, sumado a un ejército de trolls en las redes, se está generando un estado cada vez peligroso de desprotección, impotencia, decepción y rabia que, si no es contenida por algún proyecto colectivo, con dirigencia renovada en sus ideas y metodologías, puede llevarnos a los peores escenarios: el de la descomposición social y la atomización de nuestra patria.

 

Un Poder Ejecutivo que desprecia y agravia al Legislativo, mientras los Jueces Supremos eluden su responsabilidad o apuestan a sus propios encumbramientos, deben encontrar un “Límite” ya que no es posible continuar en esta orfandad institucional. Tal como escribe Jorge Alemán, será necesario lograr “una alianza de voluntades políticas” para evitar que la Argentina se transforme “en un mero conjunto de individuos despojados de toda dimensión comunitaria” y vacíos de horizonte.

 

Imitando a los mandatarios de los EEUU, el presidente Javier Milei abrirá las sesiones ordinarias del Congreso el viernes 1 de Marzo, en el insólito horario de las nueve de la noche con el objetivo de colarse en la franja del prime time. ¿Qué nos espera a los argentinos después de su discurso, mientras no hay un solo anuncio o actitud oficial que pueda no ser tomado como una provocación?

 

¿Quiénes, cuándo y cómo le pondrán límites a esta caterva de apátridas?   

 

 

Cuando asumió M.M. me mudé a un departamento de la Av. Colón, justo al frente de Cinerama. Por aquellos días, recuerdo un par de anécdotas que insinuaban el deterioro que se consumaría en sus cuatro años de gobierno endeudador. En una carnicería clasemediera que aún existe a metros de donde vivo, escuché a una señora mayor, muy aseñorada, pedir “Cogotitos en oferta”. Juro que jamás en mi vida, había probado alguna comida que llevará como ingrediente principal “cogotitos” de pollo. Fue tal mi asombro que escribí unas líneas que publicó el querido Mario Rivas en su revista digital “El ojo con dientes”.

 

La otra anécdota fue fruto de mi observación en mis viajes en colectivo, todos los martes al CPC de Arguello. Mes a mes, fui calando a lo largo de la Av. Rafael Nuñez en el Cerro de las Rosas, como aumentaban los locales cerrados y en alquiler. ¿Recuerdan con qué porcentaje ganó Macri en la provincia de Córdoba? ¿Se imaginan la cantidad de votos que obtuvo en ese barrio otrora exclusivo de la ciudad de Córdoba? Al final de su mandato, esa avenida era la prueba más palpable de que el consumo se había horadado hasta en los bolsillos más pudientes. Después, llegó el Covid y todo fue en picada, hasta que los cordobeses decidieron por su cuenta y riesgo, que el encierro había sido suficiente y se embanderaron con los primeros gritos de “Viva la Libertad Carajo”.

 

III

 

Y entonces llegó Milei. Escribo estas líneas dos meses y dos semanas después de su asunción como presidente. Dije al comienzo que, como pocas veces en nuestra vida ciudadana, asistimos a un cataclismo político y económico inédito en todo el mundo. Somos el laboratorio de prueba de una escuela económica casi sin prestigio académico en ninguna parte, y que en setenta y cuatro días tiene como objetivo destruir desde adentro todo el aparato estatal, y cuyas consecuencias ya padecemos a diario millones de seres humanos. Ciudadanos que, como casi nunca, padecemos un vacío de horizonte, sea la actividad que cada quien tenga o tuvo para sobrevivir y los jubilados, esa masa de ex trabajadores, principales víctimas de un ajuste bestial e insensible.

 

Trataré de fundamentar el título con tres anécdotas, relatos de personas muy cercanas, que cada lector podrá multiplicar por decenas. La primera narrada por una arquitecta. El año pasado, realizó cuatro o cinco casas del plan progresar. Tenía un capataz de obra con su cuadrilla que él le daba turno para dentro de cuatro o seis meses, pues le sobraba el trabajo. A mediados de enero pasado, la llamó para pedirle si no tenía “alguna changuita” que le arrimara. Punto y aparte.

La semana pasada, viernes a la tarde, en una reunión de amig@s, entre mates y jugos light, uno de los asistentes, contador de profesión que trabaja en una imprenta con más de medio siglo de antigüedad y treinta y tantos empleados, contó que sólo tenían trabajo para el lunes pasado. Después, Dios proveerá.

Por último, y quizá lo que me empujó a escribir estas líneas, el pasado jueves una persona muy allegada que trabaja en una inmensa fábrica de ladrillos, me contó que desde hace dos meses “no venden un puto ladrillo”. Y la fábrica sigue produciendo con más de cincuenta empleados y decenas de vehículos a la espera de que vuelvan esos buenos tiempos que eran mentira.

No como ahora que la única verdad es el vacío de horizonte.

Cba. 24/02/2024  

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