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Mágico Astor, en los prolegómenos del 36 Festival Internacional de Tango de Granada

Por José María Cotarelo Asturias
Poeta, dramaturgo y periodista
(Especial para El Diario de Carlos Paz, Argentina)

 

Granada es una ciudad de flamenco y, por extraño sortilegio y perseverancia de Horacio (Tato) Rébora, también de tango. El día 2 de febrero en el Palacio de los Condes de Gabia y organizado por la Delegación de Cultura y Educación de la Diputación de Granada, el 36 Festival Internacional de Tango comenzó a calentar motores con la proyección del film documental “Mágico Astor” dirigido por Enrique Arias, con dirección de fotografía de Jaime Gallardo y el asesoramiento de Rébora. La actividad se enmarca en la programación del festival que se celebrará en la ciudad Nazarí entre el 12 y el 17 de marzo de 2024 y del que El Diario de Carlos Paz irá informando puntualmente.

Nos cuenta Rébora que el documental nació de una charla con el director Enrique Arias con la idea de grabar una entrevista al gran Héctor Alterio con motivo de su intervención en el cierre del 33º festival, dedicado a (Astor) Piazzolla, lo que poco a poco se fue convirtiendo en un gran documental del conjunto de aquel festival: “Fue un proyecto ambicioso que se llevó a cabo sin apoyo económico ninguno.

La idea del guion se gestó para incorporar la ciudad de Granada como protagonista, al igual que lo hace con las distintas manifestaciones del festival de tango. El film se presentó en la Academia del Tango de Buenos Aires y en la ciudad de Rosario con notable éxito. La voz de Tato, del que descubrimos su parte poética, va sembrando con palabras sosegadas y parsimoniosas algunas de las principales calles y plazas de la ciudad, transitando desde el tango hasta el flamenco y conceptos del tango: “Si hubiera que sintetizar en una palabra de lo que es el tango, esa palabra sería: ciudad. Porque el tango es un semáforo, un farol, una pareja de enamorados, un hombre solo caminando, una familia, un encuentro”.

 

Pasea a golpe de música urbana de Buenos Aires, con pasos perdidos en mitad del gentío de Granada. Al entrar en “aquel” restaurante Chikito, recuerda que “fue un lugar de encuentro y de actividades. Luis Oruezábal dominaba el arte de hacer amigos. Por aquí pasaron el cantante Carlos Acuña, los bandoneonistas Néstor Marconi y Walter Ríos, el cantante Néstor Fabián y Violeta Rivas, Mario Benedetti, Rubén Juárez, el gran poeta Horacio Ferrer, al bailarín y coreógrafo Maximiliano Guerra, Fernando Soler y una enorme cantidad de artistas, que tuvieron como anfitrión al mismísimo (Enrique) Morente. Una de las noches, Ferrer escribió aquí el célebre poema “Lápiz de labios”: “El más pícaro regalo/ sabio y loco/ que un hombre puede hacer a una mujer/ es un lápiz de labios/ es un lápiz de labios/ que si sabe enamorar/podrá recuperar poco a poco/beso a beso”.
Camino a Plaza Nueva hará una parada en la Plaza Isabel la Católica, para escuchar con la “febril mirada errante en la sombra”, la gardeliana y prodigiosa voz de Osvaldo Jiménez, que se asemeja a un nuevo Colón a los pies de una reina, Granada, mientras canta “Volver”. Y añade: “La Gran Vía de Granada no es menos tango que la calle Corrientes o la Avenida de Mayo. Es una calle que puede sonar a (Carlos) Gardel, Aníbal Troilo y también a (Astor) Piazzolla. Son esas calles que pueden reunir todo el universo del tango…

 

La ciudad tiene sus sonidos y sus silencios. Hay momentos multitudinarios y momentos de calles vacías. En las ciudades contemporáneas pueden coincidir una multitud de soledades, porque la soledad también tiene su historia”.

Al llegar por el Paseo de los Tristes camino a la Peña La Platería, se detiene a escuchar a Concha Medina, en el mismo puente donde hace unos años se vertieron aguas del río de la Plata en el río Dauro (Plata y oro) quedando así hermanadas la ciudad de Buenos Aires con la de Granada por la mezcla de sus aguas. Y al llegar a la peña flamenca reflexionará: “Enrique Morente estuvo aquí. ¿Dónde no estuvo Enrique Morente en Granada?” De regreso, en “La Tertulia”, mítico bar de encuentros de artistas y obviamente de tangueros, se suceden interesantes reflexiones sobre la relación en el arte y en el tango, la tradición y la vanguardia. En la proyección pudimos oír a varios artistas granadinos, que participaron en la 33 edición del Festival dedicado a Ástor Piazzolla. Tuvieron una colaboración especial, el pianista Juan Esteban Cuacci, el cantante Carlos Andreoli, la actriz y cantante Concha Medina, los bailarines Débora Godoy y Carlos Guevara y el guitarrista Ramón Maschio.

El documental hace un justo reconocimiento a “El gran Astor” Piazzolla, compositor y bandoneonista, quien, como todos sabemos, fue uno de los más importantes músicos del siglo XX que revolucionó el tango tradicional, a pesar de haber sido considerado en su momento “el asesino del tango”.
Me recuerda a cierta época de Morente y de Gardel, denostados cuando trataron de romper con la ortodoxia del flamenco y del tango respectivamente. Dos genios que superaron y sobrepasaron el tiempo…y a los conservadores “esos señores que me atacan no lo entienden, ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos” dejó dicho en 1954 Piazzolla, quizá porque, a pesar de creer que sólo servía para tocar tangos de cabaré “resulta que tenía una cosa que se llama estilo”… y sentimiento. Esos mismos sentimientos que supo imprimirle Nadia Boulanger en París, y que además, se encargó de hacerle ver al maestro “al gran Astor”, el Piazzolla que se escondía en sus adentros. Recuerdo aquella “Balada para mi muerte” de Horacio Ferrer, cuando decía: “Moriré en Buenos Aires/ será de madrugada. /Guardaré, mansamente, las cosas de vivir/ mi pequeña poesía de adioses y de balas/ mi tabaco, mi tango, mi puñado de splin. / Me pondré por los hombros, de abrigo todo el alba. / Mi penúltimo whisky quedara sin beber/ llegará tangamente, mi muerte enamorada. / Yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis”. Y así fue, salvo que sigue tangamente vivo en la memoria y el cariño de su legión de seguidores, como los que han intervenido en este documental proyectado en Granada y que da cuenta de su importancia, de su trascendencia, de su universalidad.

Granada se viste de tango y de miradas sobre el silencio con un fondo de bandoneón. Héctor Alterio, pone voz al poema de Ferrer en un recitado difícil de ser superado y que quedará como un eco eterno en el viento de Granada. “Mi viejo Piazzolla, mi mágico Astor, /tocá con las teclas de mi corazón…/ Con qué insolencia heroica nos salvaste/ del pozo de los sordos y los necios…/En un café irreal de cualquier mundo/ tu sombra viva sigue componiendo/ y el alba desnudita de mil noches/te escucha con su asombro de concierto. / Mi viejo Piazzolla, oh, mágico Astor,/ tocá con las teclas de mi corazón”.

Como bien dice Tato Rébora: “el tango, los versos de Ferrer y la música de Piazzolla ya son patrimonio cultural de la ciudad de Granada.” Lo que queda claro en este interesante documental de Enrique Arias. Este viernes memorable hizo que se desplegara la magia y la pasión del arte del tango en su mejor expresión.

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