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La Hermenéutica: un antídoto para la era de la desinformación

Vivimos en una época de saturación informativa, donde los discursos se multiplican, las versiones de un mismo hecho compiten por atención, y las redes sociales nos exponen a una cacofonía de interpretaciones. En este contexto, la hermenéutica —el arte y la ciencia de la interpretación— se vuelve no solo relevante, sino urgentemente necesaria.

¿Qué es la hermenéutica?
La hermenéutica es una disciplina filosófica que estudia cómo interpretamos textos, símbolos, discursos e incluso acciones humanas. Surgió como un método para descifrar textos sagrados y legales, pero hoy se aplica a casi todo: desde un poema hasta un tuit, desde una ley constitucional hasta una serie de Netflix.

Sus figuras clave —como Schleiermacher, Dilthey, Heidegger, Gadamer y Ricoeur— nos enseñaron que interpretar no es solo «descifrar» un mensaje, sino dialogar con él, reconociendo que tanto el autor como el lector están situados en un contexto histórico y cultural.

El Círculo Hermenéutico: Por qué nunca leemos «desde cero».
Gadamer propuso que la comprensión funciona como un «círculo hermenéutico»: para entender un texto, vamos de las partes al todo y viceversa, pero siempre partiendo de prejuicios (en el sentido de «pre-juicios», ideas previas). Esto no es un defecto, sino una condición humana: nadie interpreta en el vacío.

Por ejemplo:

Cuando leemos una noticia sobre un conflicto, nuestras ideas políticas, culturales y morales influyen en cómo la entendemos.

Al ver una película, nuestra edad, nacionalidad y experiencias personales determinan qué nos conmueve o qué nos parece irrelevante.

Por qué la hermenéutica es vital hoy

Contra el literalismo y los fundamentalismos:

Vivimos una era de lecturas literales y dogmáticas: desde fanatismos ideológicos hasta extremismos religiosos que toman textos sagrados al pie de la letra.

La hermenéutica nos recuerda que todo mensaje requiere contextualización. La Biblia, el Corán, la Constitución o un discurso político no pueden leerse sin atender a su historia y a su intención original.

Para navegar la desinformación:

Las fake news y los deepfakes manipulan mediante fragmentos sacados de contexto.

La hermenéutica enseña a preguntar: ¿Quién dijo esto? ¿A quién? ¿Con qué propósito? ¿Qué se omitió?

Para dialogar en sociedades polarizadas:

Hoy, tendemos a reducir al «otro» a una caricatura (ej: «los progre», «los fachas», «los terraplanistas»).

La hermenéutica propone escuchar antes de juzgar, reconociendo que toda postura tiene un trasfondo interpretativo.

En el arte y la cultura:

¿Es Barbie una película feminista o capitalista? ¿The Last of Us habla del amor o del survivalismo?

La hermenéutica nos permite convivir con múltiples lecturas, sin caer en el «solo hay una interpretación válida».

Conclusión: Interpretar es humanizar.
En un mundo donde algoritmos y bots repiten consignas sin contexto, donde líderes manipulan relatos y donde muchos leen solo titulares, la hermenéutica es un llamado a la humildad intelectual: nadie tiene la última palabra, pero todos podemos esforzarnos por comprender mejor.

Como escribió Paul Ricoeur: «La interpretación es el trabajo de dar sentido a lo que nos desconcierta». En tiempos de incertidumbre, esa tarea no es solo filosófica: es una herramienta para vivir con más lucidez y menos dogmatismo.

La hermenéutica no resuelve todos los problemas, pero sí nos enseña a hacer las preguntas correctas. Y en esta era, eso ya es revolucionario.

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