Por Pedro Jorge Solans
(desde Madrid)
«Se vende», señala un cartel roído pegado a la propiedad ubicada entre el 3 y el 5 de la calle del poeta en pleno barrio residencial madrileño de Chamberí.
La llaman Velintonia y por allí pasaron todos, o casi todos, los escritores exquisitos de la primera mitad del siglo XX.
Allí vivió cuarenta largos años el poeta Vicente Aleixandre, el exquisito soñador de la Generación del 27, quien recibiera el premio Nobel de Literatura en 1977.
Parece que solo le interesa conservar Velintonia a un grupo de admiradores del poeta que se atrinchera detrás de una señalética. Pero el abandono y la desidia no tienen piedad. Tampoco la mayoría cree que la memoria es el presente.
Seguramente que con el inexorable derrumbe se perderán las voces de García Lorca, Alberti, Neruda, Dámaso Alonso, Claudio Rodríguez, Cernuda y de tantos y tantos que siguen incrustadas en sus paredes.
El tiempo es inapelable y solo el viento mueve sus plantas, pero los poemas siguen sosteniendo el verdor de este presente hostil que empezó en 1986 cuando murió Concepción, la hermana del poeta.
Seguramente, la tos del poeta sale del refugio de noche ofreciendo recuerdos.
Hasta Velintonia llegué un sábado frío de otoño acompañado de José María Pérez, quien ofició de fotógrafo y se sumó al serio reclamo, y a dúo nos preguntamos: ¿por qué no cuidamos la visión y la existencia humana?
La vida del poeta
Vicente Aleixandre y Merlo (Sevilla, 26 de abril de 1898-Madrid, 14 de diciembre de 1984) fue un poeta español de la llamada generación del 27. Fue académico de la Real Academia Española desde 1950, ocupando el sillón de la letra O.1
Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1933 por La destrucción o el amor, el Premio de la Crítica en 1963 por En un vasto dominio y en 1969 por Poemas de la consumación, así como el Premio Nobel de Literatura en 1977.
Su padre, Cirilo Aleixandre Ballester, era de Valencia y fue capitán de Ingenieros, y su madre, Elvira Merlo García de Pruneda, era de La Coruña.
Vicente nació en el número 7 de la calle Maese Pérez, hoy desaparecida. En ese lugar se encuentra actualmente el Palacio de Yanduri, en el entorno de la plaza de Puerta de Jerez.
Entre sus influencias, se encuentran Dámaso Alonso, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y, sobre todo, Rubén Darío. Su primer libro fue Ámbito. En la posguerra española, estuvo condenado “al silencio forzoso”, como él mismo lo definía por no poder publicar nada.
Fue uno de los tres miembros de la Generación del 27 que se quedó en España (los otros dos fueron Dámaso Alonso y Gerardo Diego) aunque quiso irse en 1937, pero las autoridades republicanas no se lo permitieron por estar en edad militar. Más tarde, no pudo hacerlo por su salud. Una enfermedad larga en su juventud hizo que tuviera que escribir tendido en la cama.
Prolífica es su obra con títulos como Sombra del paraíso, Historia del corazón, La destrucción o el amor, Poemas de la consumación, o En un vasto dominio. Obras que le llevaron a recibir diferentes galardones. Su obra se caracteriza por el uso de la metáfora y se le reconoce como el principal poeta surrealista español.
Así, en 1934 recibe el Premio Nacional de Literatura por La destrucción o el amor. En 1963, es galardonado con el Premio de la Crítica por En un vasto dominio. Galardón que repitió en 1969 con Poemas de la Consumación.
Su obra fue reconocida con el Premio Nobel de Literatura en 1977.
No pudo asistir a la entrega por sus problemas de salud. Ese mismo año, Vicente Aleixandre fue condecorado con la Gran Cruz de Carlos III. Falleció en 1984 en la Clínica Santa Elena de Madrid, a pocos metros de Velintonia.