Por Pedro Jorge Solans
Hubiese sido más interesante entrevistar a Chus Visor en su librería de calle de Isaac Peral, 18, en el corazón madrileño para ver sus ojos y sus gestos ante las preguntas: ser un fumador pasivo cuando encendiera uno de los tantos cigarrillos que consume. Mirar qué libros lo acompañan en su escritorio. Investigar “los distintivos” del Aleti (Atlético Madrid) entre los ejemplares de poesía. Pero las reglas de las circunstancias ordenan y el diálogo se llevó a cabo bajo estrictas normas pandémicas y agradeciendo a la tecnología.
La videollamada atravesó la cuarentena del coronavirus, -que ninguno de los dos imaginábamos vivir- pese a la diferencia de edad.
Al entrevistado lo conocí en un mes de noviembre durante el mundo pre pandemia, en el Madrid movido y atractivo que deseamos que ningún virus lo detenga ni lo modifique. Fue un saludo y nada más. Llegó a la librería La Semillera gracias a María José Romero Santiago, para acompañar. Lo hizo con la generosidad de los grandes hacedores. La poesía en idioma español le debe su buena salud.
Chus Visor cubrió a Jesús García Sánchez, su verdadero nombre, y apareció en la videollamada. La pantalla se achicó ante 50 años de poesía, poetas y libros. Fue pactada para el viernes 12 de junio en plena pandemia. Él en su librería, en el centro de Madrid con un rayo de luz que atravesaba la imagen y que no solo iluminó si no arruinó la grabación del vídeo. Y yo en Argentina, en Córdoba, bajo un tenue sol serrano, de otoño, en Villa Carlos Paz.
Al otro día, los argentinos celebrábamos el día del escritor en homenaje al poeta Leopoldo Lugones y ese domingo, se cumplía un año más sin Jorge Luis Borges, como si eso fuera la antesala del tributo a los libros en su día, -15 de junio-, que más que nunca necesitan apoyo para enfrentar a la inteligencia artificial y sus artilugios.
Chus Visor transmite tranquilidad sobre todo para hablar de poesía, y las críticas y las polémicas que generan sus declaraciones, sus decisiones lo tienen sin cuidado. Sabe que nadie conoce a los poetas como él.
¿Cómo editor importante de poesía, de qué horizonte avizora para el género en el mundo pos pandemia?
Es muy pronto para saber si afectará o no. Como mínimo vamos a saber dentro de dos o tres años, Creo yo. Aunque ya hay dando vuelta muchos poemas sobre estos tiempos de pandemia. No creo que afecte en el plano general, y si lo afecta lo veremos dentro de unos años.
¿Ve nuevas poéticas en estos años del siglo XXI? ¿Y cuáles serían las comparaciones, “siempre odiosas, por cierto,” con las del siglo veinte?
Los poetas que han encontrado su voz siguen en lo mismo, continúan con lo que han hecho siempre. Los que están cambiando son los jóvenes que están influenciados por internet, por las redes sociales y tienen un nuevo vocabulario. Están influenciado por un nuevo sentimentalismo casi, y eso sí varía. Son jóvenes que todavía tendremos que ver cómo seguirán haciendo. Pero los mayores siguen con sus poéticas, con lo que siempre hicieron.
Usted tuvo algunas expresiones que generaron polémicas. Sobre todo, cuando se refirió a las mujeres poetas españolas del siglo pasado.
Yo digo lo mismo. Siempre diré lo mismo. Que en el siglo XXI haya poetas que valgan la pena decirlo que son muy buena, sí y lo digo. Pero en el siglo pasado no hubo poetas mujeres importantes como Antonio Machado, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Jorge Guillén o Juan Ramón Jiménez.
Y lo sigo diciendo, no tengo la menor duda, y lo digo por España; no por Hispanoamérica donde sí hubo grandes poetas mujeres en el siglo veinte. Gabriela Mistral, Idea Vilariño y montones más; pero en España no.
¿Ni Gloria Fuertes?
No la puedes comparar con Antonio Machado ni con Juan Ramón Jiménez. Es una muy buena poeta; sin embargo, no es una primera figura.
¿Qué reflexión haría de las generaciones de poetas post 27? Le hago esta pregunta porque si algo se le debe reconocer a usted, es el gran aporte que hizo y hace a la difusión de poetas en sus colecciones Visor.
La Generación del 27 fue fundamental para la poesía española. Sobre todo, Federico García Lorca y Luis Cernuda que fueron los que más han influido y mucho. Otros han sido muy buenos, pero no han influido tanto, como Pedro Salinas o Jorge Guillen, por ejemplo. Pero García Lorca y Luis Cernuda han cambiado a la poesía española, sobre todo Cernuda.
Luego, las generaciones que siguieron dieron poetas muy importantes como Miguel Hernández o Luis Rosales. También hubo otra posterior que dieron buenos poetas como Ángel González, y denominada del 50.
Entre el 27 y el 50 hubo una que se llama “entre guerra” con referentes como Panero Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco. Son buenos poetas, pero no son Lorca ni Gil de Biedma por influencia e incidencia en la poesía. A mí, personalmente me puede gustar más Rosales o Miguel Hernández, aunque hay que admitir que Lorca y Jaime Gil de Biedma cambiaron la poética española.
La Otra Sentimentalidad surgió en un momento complicado de España. Estaba dominando la poesía de los novísimos con una nueva estética que sacudieron los años 70 con Gimferrer, Félix de Azúa, Carnero, Vázquez Montalbán, Panero, Martínez Sarrión.
Recién se salía de la dictadura franquista y con Juan Carlos Rodríguez desde Granada irrumpieron poniendo énfasis en lo que estaba ocurriendo. De allí salieron muy buenos poetas.
(La otra sentimentalidad o nueva sentimentalidad, es el concepto poético propuesto en Granada (España) en 1983 por tres poetas: Luis García Montero, Javier Egea y Álvaro Salvador. Además, pueden anotarse en su entorno lírico a Antonio Jiménez Millán, Benjamín Prado, Inmaculada Mengíbar, Aurora Luque y Ángeles Mora. Según Rodríguez, este movimiento murió el mismo año en que nació. [cita requerida], pero en realidad podemos decir que se mantuvo hasta finales de los años ochenta, momento en que se diluye en otro movimiento de la poesía de entonces, la llamada «poesía de la experiencia», a partir de las proclamas poéticas de Luis García Montero. Ni Javier Egea, que publica en 1991 su «Raro de luna», ni Álvaro Salvador que permanece en silencio desde 1992 hasta el año 2001, estuvieron de acuerdo con ese cambio.)
¿Se considera un editor polémico?
Qué va. Para nada. En absoluto. Ahora si me consideran polémico me da igual. Yo no me considero polémico ¿Por qué lo dices? Ahora te pregunto yo; ¿por qué lo dices?
Porque todos los números “uno” en cualquier actividad son tildados de polémicos o al menos generan polémicas con su accionar sus decisiones y sus declaraciones.
No. No lo tengo en cuenta ni lo considero. Me da lo mismo. No cuenta para mí.
No puedo obviar, de preguntarle sobre los inicios de Visor en las ediciones de libros de poesía
Hace 50 años empecé editando libros que no se editaban, porque en aquellos años se publicaba muy poco en España, y menos de poesía. Y bueno empecé editando un libro cada año, dos, tres, y así fue poco a poco, hasta ahora. El primer libro fue una temporada en el infierno de Arthur Rimbaud traducido por Gabriel Celaya y editado por él en el País Vasco.
En aquella época estaba empezando y me interesaba la poesía extranjera, Constantino Cavafis, William Blake, Arthur Rimbaud, Lanza del Vasto Hölderlin, André Bretón, Vicente Huidobro, entre otros.
Y sobre la cubierta negra, fue una curiosidad del diseñador Alberto Corazón. Al principio fue una bomba, muy espectacular, incluso diría que insultaba porque no había nada que se le pareciera. Al año o así empezó Tusquets, siguió Cátedra y ahora hay montones de colecciones negras.
¿Y por qué no quería editar poetas españoles?
Españoles no quería editar en aquella época. No me interesaban. Recién a los tres o cuatro años edité a Blas de Otero y Celaya.
¿Rescataría alguna época brillante para la poesía en español durante el siglo pasado?
La Generación del 27 en España fue brillante como los Contemporáneos en México. Pero la 27 fue más. Fue impresionante la confluencia en una generación de García Lorca, Cernuda, Gerardo Diego, Altolaguirre, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Aleixandre, Pedro Salinas, Guillén es increíble.
También me gustan mucho los mejicanos. (El “grupo sin nombre” conocido como los Contemporáneos, por su principal revista estuvo formado por José y Celestino Gorostiza, Gilberto Owen, Bernardo Ortiz de Montellano, Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Enrique González Rojo, Carlos Pellicer, Jorge Cuesta y Samuel Ramos. Fue influido por Antonieta Rivas Mercado, Alfonso Reyes, José Vasconcelos y José Juan Tablada.)
¿Cree que la inteligencia artificial influirá en la poesía?
No sé. Hay que ver. Se me escapa eso a mí. No sé muy bien.
¿Los poetas usarán algoritmos para escribir sus versos?
Hombre, yo creo que sí. He visto libros de poemas muy matemáticos, de poetas jóvenes españoles que no sé como se llaman. No los conozco, ni creo que llegue a conocerlos. No me interesan.
¿Y cómo harán con la emoción?
No sé, -y se ríe- Hay muchos que en la poesía no buscan emoción, buscan diversión o entretenimientos.
¿Cómo ve a la poesía latinoamericana actual?
Yo he tenido siempre mucho interés en conocer la poesía hispanoamericana. He editado más de 150 poetas hispanoamericanos.
Lo que pasa ahora en América Latina es lo que pasa en España. Hay buenos poetas, pero no hay figuras. No están los seis, siete u ocho que había antes. Ya no están Gonzalo Rojas, Juan Gelman, Mario Benedetti, José Emilio Pacheco. Ya no está esa generación. Existen sí, grandes poetas, aunque no como aquellos, está el colombiano Juan Manuel Roca ¡Ah! Sí, y la uruguaya Cristina Peri Rossi, pero es la única.
¿Lo que usted describe como ausencia de figuras en la poesía no será un símbolo de la época?
Un signo de época. No sé. Lo que pasa que nos damos cuenta después que los poetas mueren. Nos damos cuenta de la importancia de los poetas cuando están muertos.
¿Recuerda qué poetas argentinos editó últimamente?
Santiago Sylvester, Leopoldo Teuco Castilla, Hugo Mujica, que acabo de publicar; pero también edité a Jorge Boccanera y Diana Bellessi. Seguramente me olvido de algunos.
¿Piensa que el Premio Nobel otorgado a Bob Dylan abre la posibilidad para que cantautores sean reconocidos definitivamente como poetas en los ámbitos académicos?
Yo publiqué a Bob Dylan, a Joaquín Sabina y siempre estuve atento a los poetas cantores y cantautores. Hay muchos y excelentes Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Silvio Rodríguez, Alonso y tantos… Publiqué a Bob Dylan como poeta en el 96, y ese libro se pudo vender en toda Hispanoamérica, Leonard Cohen se vendía un poco más, Violeta Parra, incluso Vinícius de Moraes.
La entrevista fue breve por la distancia que pone una videollamada. Hace notar más la lejanía que las millas en el mar.
Para dialogar con Chus Visor, y más de poesía, existe un ámbito especial donde no puede faltar una mesa con una tasa de café, una copa y una atmósfera de buen tabaco; sino pasa lo inexorable. La entrevista es insuficiente y quedan muchísimos temas en el tintero.
La despedida es casi de manual, no hay complicidades ni misterios que compartir. Las pantallas se encargan de la frialdad; y sobre todo, en estos tiempos, reduce el adiós a un ruego: qué pase rápido la pandemia, y que si tarda la vacuna que la poesía frene al coronavirus.
(Un agradecimiento especial para María José Romero Santiago)