Buenos Aires. El viernes 19 de julio a las 20 hs en La Trinchera Casa Cultural (Humahuaca 3461, CABA) se realizará una nueva presentación del libro “Napalpí, Tierra de los muertos”, del poeta Emiliano Campos Medina, con la participación, como presentadores de la poeta Susana Szwarc, el filósofo Julián Fava y la poeta María Magdalena en la lectura.
En esta ocasión el evento se realizará con motivo de cumplirse 100 años de la masacre perpetrada por fuerzas de seguridad y civiles sobre la población qom y moqoit de la reducción de Napalpí, ubicada en el entonces Territorio Nacional del Chaco el 19 de Julio de 1924.
El libro obtuvo la beca creación del Fondo Nacional de las Artes 2022 y fue escrito a partir de un viaje del autor a la región como agente sanitario. La estructura de la obra está dispuesta en poemas que desarrollan los acontecimientos de la masacre interrumpidos por textos en prosa que, a modo de pinceladas, van describiendo las condiciones de vida actuales en los parajes del Impenetrable.
Sus principales fuentes de documentación fueron el libro Crímenes en Sangre de Jorge Pedro Solans y Voces de Napalpí de Juan Chico, dos de las obras más importantes para conocer los pormenores de este crimen de lesa humanidad, además de testimonios de sobrevivientes restituidos por antropólogos e investigadores.
La masacre de Napalpí fue un genocidio indígena planificado desde el Estado para escarmentar y disciplinar a la población aborigen, que se encontraba reclamando por mejores condiciones de vida y de trabajo.
Poemas: que
Las ancianas entonan
canciones sagradas mientras caen.
Sus cuerpos se doblan
como juncos.
Melitona mira las nubes
desgarradas por el fuego,
corre al resguardo de los árboles,
y sus piernas de niña
van dejando uvas de sangre
entre los espinos.
………
Los arbustos del Impenetrable
copian la forma de sus cuerpos
crepitando en las llamas.
La naturaleza muestralo
lo que los hombres
sepultan en la historia.
Napalpí quiere decir
Tierra de los muertos.
……….
Sobre los huesos
de abuelos y tíos
crece el ramaje.
El escarabajo hace su casa
en las cuencas
de los ojos de una niña.
Se extinguen
los cantos sagrados,
la tierra se abre,
el sol se vuelve negro.
………..
Un pájaro agoniza
en una pila de ladrillos.
Una serpiente coral
enhebra las astillas
de una presa.
Dos hermanitos se deslizan
bajo las ramas,
en silencio escarban
la tierra hasta llegar a una raíz
de la que beben
como de su madre.
………
Prenden fuego los toldos.
Desde el cielo parecen estrellas
y toda muerte la noche.
………
Una mujer
siente a sus espaldas
las pisadas de los verdugos.
Bajo la sombra de un aromo
da un último arrullo
a la hija que lleva en brazos
y la ahoga con tierra.
Los cuervos ya no vuelan:
están comiendo
de los muertos.
………….
Cuando yo les hablaba para llenar la ficha médica, las madres wichí evitaban el contacto visual. Balbuceaba mis palabras de gringo, y ellas simplemente asentían sin dirigirme la mirada. Como quien escuchase un grillo raspar las patas entre los arbustos, o viera pasar la hoja suelta de un árbol.
Tampoco obtuve respuesta de unos niños que jugaban haciendo ronda.
Ellos hablaban la lengua de los pájaros y yo estaba completamente solo, en mi lenguaje de colonos y de muerte.
Sobre Napalpí desataron su furia los hacendados del algodón y del quebracho. Ahora, con un puñado de médicos y enfermeras, ponemos paños inútiles, pálido bálsamo, sobre la llaga abierta de la usura.