En este momento estás viendo Macacha Güemes ¿La heroína olvidada de la independencia?

Macacha Güemes ¿La heroína olvidada de la independencia?

El 11 de diciembre de 1787 nació en Salta María Magdalena Dámasa Güemes, una figura clave pero poco reconocida en la lucha independentista argentina. Aunque su apellido pueda evocar a los «Infernales de Güemes» o a su hermano Martín Miguel, Macacha (como se la conocía) fue mucho más que una acompañante: fue una líder estratégica y una pieza fundamental en la resistencia contra el ejército realista.

Criada en una familia aristocrática —su padre era funcionario de la corona y su madre descendía de conquistadores—, Macacha recibió una educación excepcional para la época. Aprendió a leer a los 5 años y creció cabalgando junto a su hermano, con quien mantuvo una estrecha relación. A los 16 años se casó con Román de Tejeda, otro miembro de la élite salteña, pero tanto ella como su familia se distinguieron por su trato respetuoso hacia los peones de sus haciendas, ganándose su lealtad.

Su primera intervención pública registrada fue la defensa de su esposo, quien enfrentaba un castigo por un altercado con otro oficial. Gracias a su firmeza, las autoridades revocaron la pena. Este episodio reveló su temple, pero sería solo el preludio de su papel en la historia.

En 1810, al estallar la Revolución de Mayo, Macacha, su marido y su hermano se unieron a la causa independentista. Junto a Martín Miguel, organizó el ejército de gauchos conocido como Los Infernales, que defendió Salta y Jujuy. El nombre no solo aludía al color rojo de sus ponchos, sino a que hicieron «un infierno» la vida de los realistas.

Macacha no se limitó a apoyar desde las sombras, creó una red de espionaje compuesta por mujeres que ocultaban mensajes en sus polleras, árboles o bajo piedras junto al río, informando cada movimiento enemigo; participó en misiones arriesgadas arengando a las tropas (algo inédito para una mujer de su época).

Su eficiencia fue tal que hasta el jefe realista admitió en cartas al virrey lo mucho que los complicaban.

En 1815, cuando Martín Miguel asumió como gobernador, Macacha actuó como su consejera y mediadora. El caso más famoso fue el conflicto entre Güemes y Juan Martín de Pueyrredón (presidente de las Provincias Unidas): su intervención logró un tratado de no agresión, aunque los detalles de cómo lo consiguió siguen siendo un misterio.

Tras la muerte de su hermano en 1821, Macacha fue arrestada junto a su madre. Pero, como suele suceder, el poder subestimó su influencia y el amor que se había ganado: los campesinos y peones que siempre había protegido saquearon Salta durante dos días, exigiendo su libertad. La revuelta resultó en el derrocamiento del gobernador José Antonio Fernández Cornejo, y en el nombramiento de Juan Ignacio Gorriti, aliado de los Güemes, en el cargo.

Tras la independencia, Macacha apoyó al Partido Federal y participó en levantamientos contra gobernadores unitarios (1824 y 1834). Se retiró de la vida pública y murió el 7 de junio de 1866, dejando un apodo que lo dice todo: «Madre de los pobres».

A diferencia de su hermano —honrado con calles, barrios, monumentos y hasta bares—, Macacha quedó relegada en los pliegues de la historia. Esta columna busca servir como recordatorio de que la independencia no se hubiera logrado sin las miles de mujeres valientes que desafiaron los límites de su tiempo en defensa de un ideal.

Deja una respuesta