33 años del adiós al maestro. José Luis Riveras
Don Atahualpa Yupanqui decía que uno siempre debe ponerse detrás de su obra, nunca adelante. Ponerse adelante implica el ego de sentirse superior a lo que uno produce, y eso es un error. De nada te servirá pasarte la vida hablando de vos si lo que hacés no le interesa a la gente.
Debería preocuparte que —más allá de tu ínfimo entorno, que te alaba por deber— pocos le presten atención a tu obra.
Cuenta Pablo Neruda que, cuando era joven, se creía un gran poeta, hasta que un día, leyendo a un ignoto poeta uruguayo, descubrió que escribía lo mismo que él… pero mejor. Triste y acongojado, comenzó a escribir poemas simples, que expresaban lo que sentía, sin la más mínima intención de que alguien los leyera. Esos poemas, con el tiempo, conformaron el libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada, uno de los libros de poesía más vendidos en el mundo.
No te pongas delante de lo que hacés. Ponete siempre detrás. Y no olvides —decía don Ata— que el mérito mayor es llegar a ser anónimo.
Decía también que el poeta es un solitario que llega a ser multitud cuando su mensaje llega cargado del mensaje de muchos otros, a quienes su poesía representa. El poeta es un solitario, sí, pero siempre acompañado de los sentires de su pueblo y de su gente.
También decía que el que canta reza dos veces: a Dios y a su pueblo. Por eso no se puede cantar a los gritos: porque nadie reza gritando, ni dice “te amo” a los gritos.
La profunda sabiduría de un cantor de artes olvidadas.
De un hombre que se confundió con la tierra.
Que supo interpretar su sentir.
De él aprendí muchas cosas que me ayudaron a entender y comprender mucho del sentido de la vida.