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Conociendo el origen de los refranes y dichos más populares

Por Clara Gagliano, Editora Corprens

Según el Diccionario de la Real Academia Española, el refrán es: «un dicho agudo y sentencioso de uso común».

Los dichos y refranes populares, que se han transmitido de generación en generación, son una forma de expresión que demuestra la riqueza cultural de Argentina. Personas de todas las edades y clases sociales utilizan estas expresiones para construir un sentido de identidad nacional.

Hoy: origen de la expresión “A cada chancho le llega su San Martín».

Este refrán tiene un sentido moral: apunta al inexorable momento final, cuando quienes tuvieron comportamientos malvados o inapropiados recibirán su merecido:

“Hacés bien, tirate a chanta/ ya que estás asegurado/ pero acuérdese, compadre/que le ha de llegar su fin/ Lo hemos de ver en la vía/ taciturno y agachado/ si a cada chancho, no hoy duda/ le llega su San Martín”, cantaba Carlos Gardel en el tango “Echaste buena”, de Enrique Dizeo.

Aunque sería lógico, y hasta tentador, asociar la frase con el Libertador de América, José de San Martín, y su lucha contra los españoles por la independencia, la realidad es que la explicación es otra.

El origen de este refrán es mucho más antiguo, y nuestro prócer nacional no tuvo ninguna relación particular, al menos que sepamos, con los cerdos.

Entonces, el dicho no sólo es más antiguo que San Martín y la lucha contra los españoles, sino que también proviene de tierras lejanas… más concretamente, del Viejo Continente, y está vinculado con la festividad religiosa de San Martín, obispo de Tours.

Vamos por partes, dijo Jack, y primero conozcamos la historia del San Martín (el santo, no el libertador): San Martín de Tours nació en el siglo IV en Panonia, actual Hungría. La leyenda más conocida de su vida dice que sirviendo en el ejército romano, en la ciudad de Amiens, se cruzó con un mendigo, que temblaba de frío. Martín no dudó en darle la mitad de su capa para abrigarlo y según los relatos, aquella misma noche Jesús se le apareció en sueños envuelto con la mitad de la capa y le dijo: “Martín, hoy me cubriste con tu manto”. Luego de esa visión, el joven soldado decidió bautizarse y dejar el ejército para llevar una vida religiosa. Se ordenó como sacerdote en el año 371, y posteriormente fue electo obispo de Tours. Desde ese momento llevó una vida comprometida con la evangelización y la lucha contra el paganismo. Murió el 8 de noviembre de 397 en Candes y el 11 de noviembre su cuerpo fue trasladado a Tours. 

Pero entonces, ¿Qué tiene que ver este santo, del siglo IV, con los chanchos? En principio nada, salvo que el 11 de noviembre, fecha de celebración de la festividad del santo, coincide con la época de la matanza del cerdo en varias regiones de España, como Andalucía, Extremadura y Castilla. Lo cierto es que aquella fecha, “el día de San Martín”, era usada como una referencia, dado que el sacrificio del animal podía retrasarse unos días, hasta la llegada del frío, lo que facilitaba la curación y conservación del jamón.

Y es de este hecho, que se desprende la expresión «a cada chancho le llega su San Martín». 

Años después, este dicho popular cruzó el Atlántico y muchos argentinos imaginaron (razonablemente) que estaba vinculado con nuestro San Martín, el Padre de la Patria, y, creyendo que la frase se trataba de una metáfora, asociaron el chancho con los españoles.

Pero, pero, pero… El vínculo de este santo con Argentina va más allá de un conocido refrán. Veamos: al poco tiempo de la segunda fundación de Buenos Aires (cuando era conocida como «ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre») y como era costumbre, se realizó un sorteo para elegir al santo que protegería el nuevo asentamiento. Fue así como, el 20 de octubre de 1580, el azar convirtió a (redoble de tambores) San Martín de Tours en el Patrono y Protector de la Ciudad de Buenos Aires.

Aunque en un principio todos los 11 de noviembre, con una misa y festejos que incluían hasta una improvisada corrida de toros en la Plaza Mayor (actual Plaza de Mayo), la ciudad conmemoraba con ferviente devoción al Santo Patrono. Pero con el correr de los años esa costumbre se fue diluyendo, hasta pasar casi desapercibida en nuestros días…

Es decir, que el patronazgo de San Martín de Tours a la Ciudad de Bs As, junto con la guerra de la independencia, contribuyó al embrollo  en el significado del conocido refrán, asociando a los españoles con los chanchos, y generando una confusión que perdura hasta la actualidad.

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