En la guerra de la independencia contra la corona española, diversas mujeres –damas de sociedad, jóvenes casaderas, negras esclavas, indias y mestizas– protagonizaron valientes batallas e historias de coraje y convicción. Una de las más recordadas y reconocidas es Juana Azurduy, heroína de la independencia y defensora de la justicia. Nació el 12 de Julio de 1780 en la actual Bolivia, ex Virreinato del Rio de la Plata. Fue una de las mujeres más combativas que ha traspasado el umbral de la fama, destacándose en el reclutamiento de soldados indígenas para la causa patriota. Perteneció a una familia altoperuana de buena posición económica, ya que su padre era propietario de varias fincas de la región. Desde muy joven, Juana demostró un espíritu indomable y un fuerte deseo de justicia. Su vida tomó un giro significativo cuando se unió a las fuerzas revolucionarias lideradas por el general Manuel Belgrano y el líder independentista Juan José Castelli en la lucha contra el dominio español en el siglo XIX. Contrajo matrimonio en mayo de 1799, cuando tenía 19 años de edad con Manuel Ascensio Padilla, hijo de un estanciero vecino a la propiedad de ella. Fruto de ese matrimonio nacieron cinco hijos, todos participaron en las batallas y los primeros cuatro fallecieron muy jóvenes a causa de la malaria. Con su esposo compartían ideales independentistas, lo que los impulsó a reclutar una tropa de indios e iniciar la llamada «guerra de las republiquetas», con el propósito de independizar su territorio. Fue acompañando a su marido en esta empresa, que Juana vistió de soldado y aprendió a usar el sable.
Aunque era mestiza, conocía la cultura indígena de la zona y sabía hablar aymara, lo que explica su éxito en esta empresa. Con este ejército rudimentario, la pareja de guerrilleros siguió la suerte cambiante de las armas patriotas, causando serios perjuicios a los españoles. Durante estas sangrientas campañas Juana perdió a sus cuatro hijos. Al llegar 1816 había cumplido numerosas hazañas y, acompañada por una tropa de amazonas, dirigía cargas de caballería y luchaba a la par de los más valientes. El General Belgrano comunicó al Director Supremo Pueyrredón que Juana había tomado una bandera enemiga en el asalto de Chuquisaca y la recomendaba lo mismo que a sus compañeras.
Azurduy no solo rompió con los roles tradicionales de género de su tiempo al unirse al ejército, sino que también lideró tropas en numerosas batallas. Su valentía y habilidades tácticas la llevaron a ser ascendida al rango de teniente coronel, convirtiéndola en una de las pocas mujeres en alcanzar tal posición durante ese período.
Una de las hazañas más destacadas de Juana Azurduy ocurrió en la batalla de La Laguna en 1816, donde lideró a sus tropas en una victoria crucial contra las fuerzas realistas. Su dedicación a la causa independentista la llevó a sufrir numerosas pérdidas personales, incluida la muerte de su esposo y la pérdida de sus hijos. Tras la valerosa victoria en la batalla de La Laguna, el Gobierno de Buenos Aires le otorgó el rango de Tenienta Coronela.
Posteriormente, Juana se trasladó a Salta para unirse a las filas del General Martin Miguel de Güemes hasta 1825, año en el que el Alto Perú se convirtió en República Independiente y el gobierno de Salta le entregó, a pedido suyo, cuatro mulas y cincuentas pesos fuertes para viajar a Chuquisaca.
Después de la independencia, Azurduy luchó incansablemente por la justicia y la igualdad en la región. Sin embargo, su contribución a menudo fue pasada por alto en los relatos históricos oficiales, y enfrentó dificultades económicas hasta su muerte en 1862.
Juana Azurduy recibió varios homenajes póstumos: entre el 1809 y 1815 fue ascendida a mariscal del Ejército de Bolivia y general del Ejército Argentino por decisión del prócer Manuel Belgrano, uno de los más altos grados militares de esos países latinoamericanos, además en ambos países se imprimieron papel moneda con su cara como ilustración. Una provincia boliviana lleva su nombre así como varias instituciones de ese país y de Argentina. Y también se compusieron canciones interpretadas por artistas como Jenny Cárdenas y Mercedes Sosa, como «Juana Azurduy» con letra de Félix Luna y música de Ariel Ramírez, y películas inspiradas en su persona.
En la actualidad, la figura de Juana Azurduy ha sido reconocida y celebrada como un símbolo de coraje, resistencia y lucha por la igualdad de género.