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De mar a mar, de corazón a corazón. Puente de poesía y pasión.

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Por José Mª Cotarelo Asturias

 

Huetor Santillán celebró su “I Premio Nacional de poesía al natural”, bajo la sombra de los árboles de su Bosque de la poesía, del que hablaremos en página aparte, con una representación de ida y vuelta entre Argentina y Granada. No en vano la iniciativa de los Bosques de la poesía nace en Argentina y ha tenido una generosa réplica en la capital granadina, lo que la convierte en la provincia con más bosques de la poesía de toda Europa.

 

De mar a mar, amar a las gentes en esta suerte de abrazo profundo que hay entre nuestros hermanos del otro lado y España. Conviene no olvidar por turbios que quieran poner los tiempos, que por debajo del agua, las orillas de ambos países, se tocan, se apapachan, se extrañan y se sienten. Y eso mismo parecen haber venido a decirnos Carmen Huete y Ramón Maschio en esta memorable representación “de mar a mar” bajo la dirección de Noelia Rosa. “De una manera sencilla se busca el encuentro con un público que reconocerá y descubrirá ambos lugares a través de canciones y poesías de uno y otro mar. Un evento poético musical y teatral lleno de frescura y encuentro; una pincelada de esencia poética tan necesaria en estos tiempos”-nos dicen-. El escenario simple, apenas un perchero donde cuelga, a modo de hiedra, la  distancia su pereza, unas maletas que recuerdan la de los emigrantes que fueron y volvieron o que se quedaron para siempre entre unos versos, en un reloj detenido con la hora de España, o alma adentro del lamento de una guitarra. Por esta gala de música y poesía transitan con sus voces y sus notas, como flores recién abiertas a la mañana, Federico García Lorca, Carlos Gardel, Alfredo Lepera, Alfonsina Storni, Cobían, Cadícamo, José C. Gallardo, Oliverio Girondo y su poema “Alhambra” y la compositora, cantante y ciudadana ilustre de la ciudad de Buenos Aires, Eladia Blázquez, cuyos abuelos nacieron en Lanjarón (Granada). Todos ellos bajo el magisterio del maestro guitarrista, compositor y docente argentino Maschio a quien ya tuvimos ocasión de admirar en el Festival Internacional de Tango de Granada y la voz de la actriz, presentadora y narradora granadina Carmen Huete. El espectáculo hasta donde conozco tiene ya un largo recorrido desde que se estrenó en Buenos Aires conmemorando el 80 aniversario del viaje de Lorca a la capital bonaerense a la que llegó en 1933 en el barco “Conte Grande”. La pasión que allí generó el poeta de Fuente Vaqueros desde antes mismo de bajarse del barco más la que creó con sus conferencias, es un legado que ha llegado hasta nuestros días. Aún queda su recuerdo en la habitación 704 del Hotel Castelar y en alguno de los cafés notables de la ciudad. Las tres semanas previstas se convirtieron en meses. Buenos Aires lo atrapó y una parte de su alma, allí sigue, entre sus calles.

 

 

El espectáculo toma el nombre de las palabras que Lorca dedicó al poeta gallego Feliciano Rolán haciendo referencia al poemario “De mar a mar”  en el homenaje al que asistió también Juan Ramón Jiménez: La angustia de Feliciano «nos va llenando cada vez con más intensidad, a medida que su cuerpo se va disolviendo en los brazos definitivos de nuestra madre la tierra. Yo he visto noticias de su muerte escrita con sangre blanca sobre las hierbas de Galicia, por donde bogarán ahora sus zapatos de poeta ahogado en niebla y apretada espuma. «De mar a mar» hemos oído una voz pura cuyas últimas sílabas son ya secreto del agua. «De mar a mar» hemos visto huir un cuerpo que llevaba un tesoro para la muerte». Rotundo, cabal, con la visión poética que sólo un genio como Federico es capaz de expresar.  Carmen y Ramón parecen haberse metido en el alma de los poetas que interpretan con la sabiduría que da el amor por las cosas bien hechas, sentidas, y que configuran un saber hacer y un trascender más allá del escenario. Así lo demostró el público asistente, puesto en pie, que les tributó un largo y caluroso aplauso.

 

Termina la función con una carta que llega desde el público y que recoge las sensaciones del poeta en las que anunciaba a sus padres el enorme éxito de Bodas de sangre (“aquí, en esta enorme ciudad tengo la fama de un torero”) y la repercusión que su estancia estaba teniendo en Buenos Aires.

 

En resumen, un espectáculo absolutamente recomendable donde la música y la poesía se abrazan, como se estrechan, a pesar de los vientos y los tiempos, los hermanos de ambas orillas con un abrazo de mar a mar, de corazón a corazón, por ese puente de poesía y pasión que construyen Huete y Maschio desde Granada a Buenos Aires, ida y vuelta y más allá.

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