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Vázquez Montalbán entra en la Caja de las Letras: el legado de un cronista esencial

El Instituto Cervantes rinde homenaje a Manuel Vázquez Montalbán depositando su legado en la Caja de las Letras, ese santuario donde reposan las huellas de los grandes nombres de la cultura en español. El escritor barcelonés, fallecido en Bangkok en 2003, sigue siendo hoy esa voz imprescindible que supo capturar como nadie los latidos de una España en transformación.

Periodista incisivo, poeta de mirada lúcida y novelista de raza, Vázquez Montalbán construyó una obra tan vasta como coherente. En sus páginas conviven la crónica social más certera, la reflexión política más aguda y esa Barcelona de posguerra que retrató con precisión de orfebre. Fue allí, en las calles de su ciudad natal, donde gestó personajes inolvidables como el detective Pepe Carvalho, ese gourmet melancólico que resolvía crímenes entre recetas de cocina y citas literarias.

El reconocimiento internacional le llegó tras ganar el Premio Planeta en 1979 por Los mares del Sur, pero su narrativa nunca dejó de evolucionar. Obras como Galíndez o Autobiografía del general Franco demostraron su capacidad para abordar los grandes temas históricos con una prosa a la vez documentada y llena de matices. Mientras que en Erec y Enide mostró una faceta más lírica y experimental, demostrando que su talento trascendía cualquier etiqueta genérica.

Sus artículos en El País, donde ejerció como columnista durante años, siguen siendo modelo de periodismo literario. En ellos, como en toda su obra, late ese compromiso inquebrantable con los olvidados, esa mirada que sabía encontrar lo universal en lo local. Hoy, cuando su legado entra oficialmente en la memoria institucional de nuestras letras, recordamos que Vázquez Montalbán no fue solo un testigo excepcional de su tiempo, sino un faro que sigue iluminando nuestro presente.

Su Barcelona ya es mito literario, sus novelas siguen reeditándose y sus análisis políticos conservan una vigencia sorprendente. Este homenaje del Cervantes no hace sino confirmar lo que los lectores sabíamos desde hace tiempo: que las palabras de Vázquez Montalbán, como los buenos vinos que tanto apreciaba su Carvalho, ganan valor con los años.

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