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El linchamiento de Mussolini y su eco en la literatura

El 28 de abril de 1945, Benito Mussolini, el otrora todopoderoso Duce del fascismo italiano, encontró un final brutal a manos de partisanos comunistas en Giulino di Mezzegra. Su ejecución sumaria, junto a la de su amante Claretta Petacci, y la posterior exhibición de sus cadáveres en la Piazzale Loreto de Milán, marcaron no solo el colapso definitivo del régimen fascista, sino también un momento de violencia simbólica que ha resonado en la memoria histórica y la literatura.

El linchamiento de Mussolini fue, en muchos sentidos, un acto de justicia popular tras años de dictadura, complicidad con el nazismo y represión sangrienta. Sin embargo, su crudeza también reflejó el clima de venganza y caos que siguió a la Liberación. Los partisanos, héroes para muchos, verdugos para otros, se convirtieron en figuras ambiguas, y este episodio ha sido narrado desde múltiples perspectivas: como una necesaria purga moral, como un acto de barbarie o como un símbolo de la fragilidad del poder ante la ira del pueblo.

La literatura ante el mito y la infamia
La muerte de Mussolini ha inspirado numerosas obras literarias, cada una abordando el evento desde ángulos distintos. En Il compagno don Camillo (1963), Giovanni Guareschi retrata, con su habitual tono satírico, la tensión entre comunistas y católicos en la posguerra, aunque evitando una reconstrucción directa del episodio. En cambio, La piel (1949) de Curzio Malaparte, testigo de la época, describe con crudeza el ambiente de degradación y violencia que rodeó la caída del fascismo, aunque sin centrarse exclusivamente en Mussolini.

Quizás la obra más emblemática sea Il dio rosso (2021) de Antonio Scurati, parte de su monumental serie M. El hijo del siglo, donde reconstruye los últimos días del Duce con una prosa cinematográfica, mezclando documentos históricos y ficción. Scurati no solo narra el linchamiento, sino que explora la psicología de un hombre derrotado, abandonado incluso por sus aliados, enfrentándose a su propia mitología desmoronada.

En la poesía, el Nobel Eugenio Montagli, en La bufera e altro (1956), alude indirectamente a la violencia de la guerra civil italiana, mientras que Pier Paolo Pasolini, en sus escritos políticos, reflexionó sobre la ambigüedad moral de la Resistencia y sus secuelas.

El linchamiento de Mussolini trasciende el mero hecho histórico: se ha convertido en un símbolo de cómo los pueblos juzgan a sus tiranos. La literatura, al abordarlo, no solo documenta, sino que cuestiona. ¿Fue un acto de justicia o una venganza? ¿Una liberación o una mancha en la lucha antifascista?

En un mundo donde los autoritarismos resurgen, la muerte de Mussolini sigue siendo un recordatorio incómodo: los regímenes caen, pero las pasiones que los alimentan persisten. La literatura, al narrar este episodio, nos obliga a confrontar no solo el pasado, sino los peligros de la historia que se repite.

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