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Parfeniuk: «El Bosque de la Poesía será ejemplo nacional»

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Aldo Parfeniuk, el primer poeta que recibió la medalla del Centenario de la ciudad, máximo galardón que entrega Villa Carlos Paz a los creadores destacados afirmó que «los poetas son los primeros que nos enseñaron a respetar el paisaje y la naturaleza.»

Tras visitar el predio del Bosque de la Poesía dialogó con El Diario.

¿Cómo resultó la visita al espacio destinado al Bosque de la Poesía en Parque Estancia la Quinta?
Muy satisfactorio. Ha sido un acierto del Ejecutivo Municipal la elección de esta punta Sur del Parque, que reúne las condiciones ideales para hacer realidad este primer Bosque, que será ejemplo de otros municipios de la Provincia, el país y Latinoamérica, que es donde el proyecto va ganando adeptos.

Y ¿por qué es tan importante para la comunidad?
Es que frente al pasivo ambiental que vienen dejando desde hace tiempo los incendios y demás sacrificios de la flora y los bosques nativos, aquí en nuestras sierras y en todo el mundo, los poetas y los artistas en general -seres sensibles si los hay- no tenemos otra alternativa que reaccionar con actividades concretas, reponiendo lo destruido y revalorizando lo que significa para el hombre la naturaleza. No podemos olvidarnos que son los poetas los primeros ecologistas que nos enseñaron a respetar la naturaleza y el paisaje: eso que es tan necesario para todos y muy especialmente a nuestro hábitat turístico: las sierras.

¿Y cuál es la relación entre naturaleza y poesía, para defender de tal manera la creación de un Bosque de Poesía?
Aunque la gente a veces no se de cuenta, porque ha naturalizado la relación, es muy estrecha. Tanto yo, como cualquiera de nosotros hemos aprendido a amar y respetar la naturaleza gracias a los poetas. Ellos son los primeros ecologistas no reconocidos. Yo, como muchos, aprendimos ecología escuchando a Atahualpa Yupanqui, a Jaime Dávalos, a Manuel J. Castilla. Conocemos la selva chaqueña y el litoral gracias a Ramón Ayala, a Juan L. Ortiz, a Francisco Madariaga…; y en lo universal ahí lo tenemos a Virgilio y a Whitman y a Neruda entre otros cientos.

Y con ellos los poetas que le cantan a la tierra en toda nuestra Latinoamérica, logrando, por ejemplo, que hoy la Constitución de Ecuador sostenga que la naturaleza es sujeto de derecho, y si se le hace un daño hay que repararlo (o ir a prisión). Además de esto, la poesía es el gran sistema ecológico del lenguaje. En un mundo de discursos tóxicos, en los que ya no es fácil saber qué es verdadero o no, el poeta –que es el que no mercantiliza su palabra- es el único que habla desde la verdad de las cosas, resustancializando el lenguaje, porque es el único que escucha a las cosas en sus dolores o en sus alegrías. Siendo yo un chico, aquí mismo, en Carlos Paz, al lado del cerro donde él estaba viviendo, Jaime Dávalos me decía: “…changuito, el poeta no va hacia las cosas: el habla viniendo desde las cosas, por eso sabe cómo es el agua cuando la siente un árbol…”

La verdad es que uno se queda pensando en lo complejo del tema, en sus ramificaciones, su importancia…
Bueno, pero esa quizás es una de las cosas que tenemos que agradecerle a esta pandemia, que nos ha obligado a pensar detenidamente en lo importante y lo accesorio de la vida y del mundo. Que los incendios nos sirvan para aprender, y para reparar. Ahora tenemos este magnífico predio que la Municipalidad pone a disposición con todo: infraestructura, entorno, personal, seguridad…y hasta el vivero municipal y la Dirección de Ambiente ofreciendo los ejemplares de plantas nativas que volverán al lugar que les corresponde.

Porque ésa es la otra cosa importante: el Bosque de Poemas vendrá a recordarnos que la verdad está en esas simples verdades de la Madre Tierra, que por algo es el mito más extendido de nuestra América. Es la diversidad (no la sojización, por más que de dinero) y el respeto por la lógica universal, lo que hace que cada especie, cada simple yuyito del monte exista: porque responde a la propia lógica, a la propia inteligencia de la tierra y de cada paisaje…; y que eso no puede ser sustituido porque sí ,o porque conviene económicamente. Es la variedad, la diversidad lo que hace que la naturaleza, la humanidad misma sea más fuerte y más fértil: por todo eso y mucho más es que hay que volver al Bosque y a la Poesía.

¿Y quiénes son los creadores y responsables de este proyecto?
Esto es de todos los escritores, artistas, vecinos y turistas que quieran acercarse a compartir, ayudar a poner un pequeño árbol o a participar en algunas de las reuniones culturales y educativas que se lleven a cabo en este espacio. La Municipalidad involucra en el proyecto a las áreas de Ambiente, Cultura, Turismo y Educación. Estaremos inaugurándolo los primeros días de noviembre y quisiéramos contar con la presencia de quien, de hecho, es el mentor y padrino de este Bosque de Poesía, y que viene fundándolos por toda Latinoamérica: el poeta Leopoldo “Teuco” Castilla, autor –durante décadas y decenas de libros- de un inigualable himno a la naturaleza y al universo.

Los poetas de Carlos Paz no queremos hacer distinciones locales: todos somos importantes y necesarios, y basta con acercarse a cualquiera de las reparticiones municipales mencionadas para que sean escuchados y compartan esta hermosa y necesaria aventura de la vida (por cierto, con las restricciones del momento).

¿Quieren los escritores volver a un entorno natural?
De lo que se trata, también, es de alentar una salida del poeta, del escritor, hacia su entorno natural. Se tiene la idea de que los escritores nos encerramos en nuestros cuartos a pensar y a escribir. Y esa es una imagen histórica que, si bien encaja en la personalidad generalmente ensimismada del escritor, quisiéramos contribuir aunque sea en escasa medida, y ofrecemos el bosque como un nuevo y más oxigenado lugar de reunión.

A Carlos Paz le sobra belleza natural como para generar reuniones de artistas en el marco abierto de sus montañas y su río. Y pedir que esto sea motivo de su creación, de su canto. Creo que ha llegado también la hora de incentivar a los escritores a que salgan de sus casas y escriban al aire libre; o que al menos digan sus creaciones –a viva voz y democráticamente- en espacios abiertos. Ya lo vienen haciendo, pero en el aire virtual de las redes; y lo que necesitamos (social y humanamente) es el contacto directo con los dueños de las palabras.

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